Solo seis minutos de lectura antes de irnos a la cama son capaces de reducir el estrés hasta en un 68%, más incluso que escuchar música o tomarnos un té. Así lo muestra un estudio liderado por el neurocientífico David Lewis de la Universidad de Sussex (Reino Unido) y publicado en la revista Scientific Research.
La investigación sostiene que la lectura es un elemento clave dentro de la rutina nocturna y sugiere que puede contribuir a un mejor descanso. Según los resultados, escuchar música reduce el estrés en un 61%, tomar té en un 54%, caminar en un 42% y jugar a videojuegos en un 21%. En comparación, la lectura se posiciona como la actividad más eficaz para disminuir la tensión antes de dormir.
Los problemas relacionados con el estrés y la salud mental han cobrado relevancia en los últimos años. Incorporar la lectura en la rutina nocturna no solo ayuda a relajarse, sino que también mejora la calidad del sueño y promueve un descanso más profundo y reparador.
Pero los beneficios no terminan ahí. Leer es un refugio en medio del ritmo acelerado de la vida permite desconectar, calmar la mente y disminuir la ansiedad. Además, ejercita el cerebro, fortalece las conexiones neuronales y mejora la memoria, la concentración y la capacidad de análisis. Según la Fundación ACE, las personas que leen regularmente tienen menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, porque mantienen su mente activa y en constante aprendizaje.
Otro aspecto relevante es el enriquecimiento del conocimiento y el desarrollo de la empatía. A través de los libros, las personas pueden conocer distintas realidades, explorar diversas culturas y comprender formas de pensamiento diferentes a las propias. Esta inmersión en otras experiencias contribuye a una mayor comprensión del mundo y fortalece habilidades sociales y emocionales.
La lectura, por tanto, no solo se configura como una estrategia efectiva para reducir el estrés y mejorar el sueño, sino que también ofrece beneficios a largo plazo en la salud cognitiva y emocional. En un contexto donde el estrés y la ansiedad afectan a una parte significativa de la población, incorporar la lectura como hábito nocturno puede representar una herramienta accesible y eficaz para el bienestar general.