Los recolectores de basura de Ankara, la capital de Turquía, crearon una biblioteca pública con libros que fueron encontrados en la basura por trabajadores, entre los desechos. La iniciativa comenzó en 2016 en el distrito de Çankaya, cuando el personal notó que muchas personas arrojaban libros en buen estado. Lo que empezó como una colección para uso interno creció rápidamente y derivó en la apertura de una biblioteca para toda la comunidad en 2017.
La idea de recolectar libros se convirtió en una tarea que, durante meses, mantuvo a los trabajadores del cuerpo doblemente ocupados: no solo hacían su trabajo, sino que, además almacenaban y clasificaban libros.
El espacio funciona dentro de una antigua fábrica de ladrillos abandonada, transformada en un centro cultural que incluye una sala de lectura, un área cafetería y sector infantil. Parte de la iluminación está hecha con tubos de cobre, también encontrados en la basura, y las paredes están cubiertas con posters e ilustraciones.
El hecho de haber sido creada por operarios que trabajan por la noche, ha convertido a esta en la biblioteca con el horario más amplio de toda Turquía: desde primera hora de la mañana hasta las 5:30 de la madrugada. De esta forma, los trabajadores pueden pasar por la biblioteca para tomarse un café, hacer un descanso durante la noche o sacar algún libro en un horario acorde con sus rutinas laborales.
La biblioteca almacena más de 6.000 libros clasificados en 17 categorías, como literatura, economía, ciencia y obras infantiles. También hay ejemplares en idiomas extranjeros como inglés y francés.
Además, se han puesto en marcha programas de préstamos de libros tanto a particulares, colegios, organizaciones sin fines de lucro y centros penitenciarios. También, el grupo reconvirtió un camión de basura en una biblioteca móvil. El vehículo recorre escuelas y barrios periféricos con acceso limitado a libros, y permite llevar la lectura a nuevos públicos. La propuesta busca fomentar el hábito lector y acercar el conocimiento a distintas comunidades.
A lo largo del tiempo, el proyecto atrajo donaciones de personas e instituciones de todo el país. La iniciativa despertó interés dentro y fuera de Turquía, y alentó a otros municipios a impulsar prácticas similares de reciclaje con impacto educativo.
El caso muestra cómo una intervención concreta puede conectar políticas de inclusión, educación y sostenibilidad mediante el aprovechamiento de recursos descartados.
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