Ambas fechas coinciden en que están dirigidas a las personas que fallecieron, sin embargo; se diferencian en su origen y en las formas en que son vistas por la sociedad: el 31 de octubre es asociado al terror y la celebración, mientras que el 2 de noviembre conmemora a través de rituales y oraciones a esos familiares y seres queridos que ya no están en otro plano.
Estas son las 4 diferencias principales que servirán de guía para vivir cada una, en su propio estilo.
La cercanía de sus fechas, su relación con la muerte y los espíritus, el misterio por lo desconocido y hasta algunos de los símbolos utilizados tienden a relacionar ambas festividades, pero sus orígenes son muy diferentes.
Mientras que Halloween, también conocida como Noche de Brujas o Noche de Víspera de Todos los Muertos, tiene sus orígenes en la cultura anglosajona, el Día de los Muertos tiene sus raíces en la cultura prehispánica (hay registros de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca) y sus festejos comenzaron hace más de tres mil años. Consecuentemente, la Noche de Brujas se celebra principalmente en Irlanda, Canadá, Estados Unidos, y el Reino Unido. Y el Día de los Muertos en Latinoamérica, sobre todo, en México y Guatemala.
En el Samhain, se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta, considerada como el Año Nuevo y el inicio de la estación oscura. En ese entonces, se creía que esa noche se abrían las puertas del "otro mundo" y las almas de los muertos – tanto espíritus buenos, como malos- llegaban a la tierra de los vivos. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus dañinos eran alejados. Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos ya que el objetivo era adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado.
En los tiempos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento. El festival se convirtió en el Día de los Muertos y conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexicano. Se realizaba cerca del comienzo de agosto y se festejaba durante un mes entero. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y la vida de parientes fallecidos. Con la llegada del Cristianismo, se trasladó el festejo a inicio de noviembre para que coincidiera con las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas.
La palabra “Halloween” deriva de la contracción del escocés “All Hallows Eve”, que en español significa “Víspera de Todos los Muertos”. Desde su llegada a Estados Unidos, en 1840, se celebra el 31 de octubre de cada año.
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Originalmente, las personas se disfrazaban durante Halloween para convivir con las almas o para poder hacer travesuras. En la actualidad, es un festejo divertido que está lejos de las creencias que lo originaron. Pero el Día de los Muertos sigue siendo una tradición espiritual y religiosa.
En Halloween, permanece la creencia de que los espíritus regresan al mundo con el propósito de asustar a los vivos. Tras esto, las personas decoran sus casas y visten con disfraces que dan miedo, con el objetivo de alejarlos. En esta celebración, los colores más utilizados son violeta, negro y naranja.
Su costumbre principal es salir a la calle a pedir golosinas: los niños se disfrazan de forma atemorizante, golpean las puertas de sus vecinos y mencionan la clásica frase "Dulce o truco" (Trick or Treat), esto es una representación de los entes malignos que regresan a atemorizarnos, para apaciguarlos, se les ofrecen dulces (en la antigüedad, se ofrecía comida).
En cambio, en el Día de Muertos se visitan los cementerios, donde se realizan ofrendas en altares decorados con papel picado de diversos colores, flores, velas, alimentos, con el fin de darles la bienvenida a las almas de los difuntos al mundo de los vivos. Incluso hay familias que se quedan a dormir allí. Durante estas fechas, se suelen contratar grupos musicales que interpretan las canciones preferidas de los que ya no están, al pie del sepulcro. A diferencia de Halloween, no se pide, se ofrenda.
La tradición de llevar flores a los difuntos se remonta a la época antigua cuando esta práctica se realizaba como ofrenda para pedir por sus almas y, con el fin de ocultar el olor que desprendía el cuerpo. Por esto, en este día no pueden faltar las flores de cempasúchil, la pieza clave de este homenaje, ya que, debido a su color y olor tan peculiar, se dice que ayudan al alma de la persona a encontrar su lugar. También, las velas son otras que se utilizan para las ofrendas y sirven para guiar el camino de los muertos.
El Día de Muertos, a diferencia de Halloween, no tiene que ver con malos espíritus, si no con la visión poética de la vida y de la muerte, y de la no reducción de la existencia a lo material. La vida y la muerte son complementos, y mientras haya vida, hay memoria, y con la memoria se puede honrar y guardar contacto con la familia que ha dejado el mundo corporal.
Los rituales del Día de los Muertos son más ricos en representaciones simbólicas, en cuanto más se entra en los detalles de esta celebración, mejor se le entiende, y no en vano es admirada por todo el globo terráqueo.
En la Noche de Brujas lo tradicional es decorar calabazas, conocidas como Jack-O’-Lantern. Esta tradición surgió de un viejo relato popular irlandés que habla de Jack, un granjero que con su astucia logró atrapar al Diablo, pero cuando el granjero murió no pudo entrar al cielo ni al infierno, por lo que fue condenado a vivir en una llama dentro de una calabaza.
En México la imagen representativa por excelencia es La Catrina, que es una calavera con ropa y maquillaje de colores. Fue creada por José Guadalupe Posada y bautizada por Diego Rivera. Representaba a los mexicanos que pretendían ser europeos y renegaban su propia raza, herencia y cultura.
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Costumbres y comidas. (pacozea.com).
En Halloween, se acostumbra a crear platos a base de calabaza, además de alimentos que se obtienen durante la temporada de otoño, como los pasteles de calabaza, galletitas con figuras alusivas y manzanas caramelizadas.
Las calaveras de azúcar o chocolate y el pan de muerto son representativas del Día de los Muertos. En el caso de las calaveras, se acostumbra regalarlas a los seres queridos con su nombre en la frente, también colocarlas en la ofrenda con el nombre de la persona que ya murió.