Franco Colapinto, el corredor del pueblo

El piloto de Pilar que estuvo en el gimnasio La Palmera de Atlético Pilar con una camiseta del club y dejando un inolvidable “Aguante el Rancho, papá!” como también jugó al pádel en una cancha del puente El Petrel, volvió a hacer de las suyas en San Andrés de Giles.

Como cualquier hijo de vecina y baqueano, el mismo piloto que se pasea por el callejero del principado de Mónaco, Monza, las noches de Las Vegas o Qatar, entre muchas otras, anduvo de shorts y alpargatas comprando en la carnicería de barrio donde está descansando.

“Cuando lo vi se me puso la piel de gallina”, relató el carnicero que lo atendió y se veía de fondo el precio del Osobuco (casi 13 mil pesos), muy lejos del glamour de la F1.

“Estuvimos conversando y en un momento le pregunto si podía sacarme una foto y me dijo: “Sí, claro, dame el teléfono que yo la saco”. A mis amigos les digo que él se quiso sacar una foto conmigo”, confesó con muy buen humor el comerciante.

“No quise preguntarle nada de la Fórmula 1 para no molestarlo. Yo siempre seguí la categoría, pero mucho más ahora que está él”, completó en su minuto de fama mundial.

Pero no fue sólo en la carnicería que la buena predisposición de Franco hizo furor. Los vecinos, muchos de ellos jóvenes, se quisieron retratar con el piloto de Fórmula 1 y accedió con la mejor buena voluntad.

Luego de participar del “Secret Santa” de la categoría, en la que deben sorprender a otro protagonista con un regalo en el marco de los festejos por Navidad, Franco Colapinto mostró que también tiene raíces de baqueano y revolucionó tanto la ciudad como las redes sociales.

Además, la marca de leche chocolatada (Cindor) ya está aprovechando la compra de Colapa en sus propias redes.