Una alumna de la Escuela Técnica N°3 de Del Viso diseñó un proyecto que, de crecer y alcanzar la masividad, podría salvar vidas: una alarma para piscinas, cuyo sonido se activa si detecta la presencia de personas en el agua.
Magalí Frappa, estudiante de la Técnica N°3, diseñó una alarma para piscinas. Se activa cuando detecta un ingreso al agua. Está en proceso de patentamiento.
Una alumna de la Escuela Técnica N°3 de Del Viso diseñó un proyecto que, de crecer y alcanzar la masividad, podría salvar vidas: una alarma para piscinas, cuyo sonido se activa si detecta la presencia de personas en el agua.
La creadora es Magalí Frappa, estudiante de 7° año, quien atravesó el camino con la guía y consejos de su profesor Ariel Pérez.
“El proyecto nació para la Expo Técnica -explicó Magalí en diálogo con El Diario-. La idea era crear algo que mostrara todo lo que aprendimos en la tecnicatura. No pertenece a una materia específica, sino que es un desafío para que cada alumno pueda demostrar sus conocimientos y creatividad para la escuela”.
Así, en esta ocasión “se decidió entre varias ideas en hacer una alarma de piscina, porque podría resolver un problema real usando materiales accesibles a nuestro alcance sin gastar mucho presupuesto”.
Por su parte, el docente indicó que la idea “cosechó muchos elogios cuando fue presentada en Expo Técnica. Es un aporte a la comunidad, con elementos de bajo presupuesto se puede hacer algo que salve vidas”.
Asimismo, explicó sobre la alarma que “cuando el oleaje es más intenso que lo habitual se dispara la alarma sonora. Está preparada para que detecte un peso de 5kilos o más. Además, se puede prender y apagar, para no gastar las baterías de manera innecesaria”.
Según Magalí, “la idea surgió porque veo muchos casos conocidos entre profesores, familia, alumnos que repiten la situación, todos los accidentes que pasan en piletas cuando nadie está mirando. Quería crear algo que detectara el movimiento del agua y avisara enseguida”.
Planteado el tema al profesor, este indicó como posible solución el utilizar un imán como péndulo “para que, cuando haya una ola fuerte, se cierre el circuito y se active la sirena. De ahí tuvimos nos pusimos en práctica para ver si funcionaba la teoría”. Además, “pensé ya cuando lo terminamos en una mejora futura: agregar un Arduino con Bluetooth o WiFi para mandar alertas si el dueño está lejos de la zona”.
-¿Cuánto tiempo te llevó desarrollar el proyecto desde que lo pensaste hasta que estuvo construido?
-El proyecto empezó a tomar iniciativa después de las vacaciones de invierno. Entre diseñarlo, probar el imán, las pilas y el aro metálico, hacer todo el proceso de prueba y error, cambiar las posiciones de los materiales porque era ineficiente y complicaban el sonido de la sirena, tardamos aproximadamente dos meses. Si bien el profesor Pérez me guió explicándome cómo cerrar bien el circuito, alimentar las pilas, cómo trabajar con seguridad eléctrica y dándome el espacio para hacer las pruebas, también buscamos videos como referencia, aunque había poco contenido.
-¿La alarma está en proceso de patentamiento? ¿Es un objetivo registrar el invento y comercializarlo?
-Sí, está en proceso, porque requiere papeleos y lleva tiempo. Me gustaría que se conserve el nombre PoolSafe, quedando patentado a nombre del profesor y mío, porque este proyecto lo construimos aprendiendo juntos y sería una linda forma de cerrar mi paso por la escuela. En el futuro, si se mejoran, sí me gustaría comercializarlo para prevenir accidentes, porque lo importante para mí es la salud de las personas más que el dinero en sí.
-Si tuvieras más tiempo o más recursos, ¿qué mejoras le agregarías a la alarma PoolSafe?
-Si tuviera más tiempo me gustaría mejorar la parte electrónica con el Arduino para hacerla más compacta y agregarle una placa Bluetooth o WiFi, programándolo para que pueda enviar alertas directamente al celular del dueño. Y con más recursos me encantaría trabajar con sensores más específicos que detecten distintos niveles de movimiento para evitar que suene con cualquier ruido por ejemplo una rama o incluso hundimiento del agua, para que sea todavía más preciso. Lo último en que lo incluiría un detalle es mejorar los materiales totalmente resistentes al clima y a la humedad, con un diseño más estético y profesional, porque, aunque la idea funciona, sé que podría perfeccionarse muchísimo con mejores componentes y evitaríamos arruinar el proyecto al ajustarlo.
-¿Cuál fue el mayor desafío técnico que enfrentaste durante la construcción de la alarma y cómo lo resolviste?
-El mayor desafío técnico fue lograr que el imán y el aro metálico reaccionaran justo con el movimiento correcto del agua, porque al principio no se activaba cuando debía o directamente sonaba, pero muy poco. Tuvimos que probar posiciones distintas, cambiar el peso del imán, ajustar los soportes y revisar varias veces el circuito. Hubo momentos en los que parecía que no iba a funcionar y nos estresamos bastante. Además, algunos materiales tenían plástico que no conducía bien y eso hacía que la alarma no suene, un detalle medio torpe pero real. Finalmente lo resolvimos haciendo muchas pruebas y usando la fuente del colegio como pileta, moviendo el péndulo mil veces hasta encontrar la sensibilidad justa. Fue mucha paciencia y prueba y error, pero ahí entendí cómo se comportan y poder ajustar la manera que haya detección.
-¿Qué parte del proyecto disfrutaste más: diseñarlo, construirlo o probarlo? ¿Por qué?
-La parte que más disfruté fue probarlo, porque es el momento en el que ves si todo lo que pensaste realmente funciona. Me daba mucha emoción y a la vez incertidumbre ver si aparecía otro error dando a entender que no lograba su objetivo sonar la sirena cuando el agua se movía fuerte, Quería poder comprobar y avalar que todo el esfuerzo tenía sentido. Hubo momentos en los que mis compañeros se quejaban del ruido por lo tedioso del proceso, ya que cometimos varios errores mientras avanzábamos, pero igual pudimos llegar en diseñarlo bien y hacerlo eficiente. Además, mi parte favorita fue armar los planos paso a paso con sus respectivas fotos y videos de prueba, para motivar a otros alumnos del establecimiento a que se animen a crear proyectos aunque tengamos un presupuesto más chico. Sinceramente, me llevo un recuerdo hermoso de todo esto.
-¿Qué sentirías si el día de mañana tu creación se difunde y ayuda a salvar la vida de chicos?
-Sería un orgullo enorme y también mucha felicidad saber que estoy colaborando una buena causa. Lo primero que me gustaría es poder felicitar a mi profesor Ariel Pérez porque gracias a él tuve esta base de conocimientos durante todos estos años de la tecnicatura. También a mi familia, que siempre me apoyó y nunca dudó de mí. Me gusta dar crédito porque este proyecto no lo logré sola.
Con miras al futuro inmediato, Magalí comentó que “me anoté para estudiar la carrera de Biotecnología en la Universidad de Pilar. Todavía no sé en qué me gustaría trabajar, ya que mi pensamiento es tratar de sacar provecho en todas las áreas posibles, enfocarme en estudiar, aprender más y seguir desafiándome en estos retos como estudiante”.
