Historia

Hace 150 años, el desarrollo de Pilar daba su primer paso

El 28 de febrero de 1874 comenzó a funcionar el molino harinero de Manzanares. Fundado por el italiano Miguel Bancalari, fue la primera industria del distrito. Trajo consigo la llegada del tren.

28 de febrero de 2024 - 15:11

Conocido hoy como uno de los Partidos con mayor desarrollo industrial y productivo de todo el país, Pilar fue -hace ya un siglo y medio- un pueblito que aún ni soñaba con un presente como el actual.

Por ese entonces, Manzanares era una población rural y alejada, en la que sin embargo un grupo de italianos decidió apostar en grande: la construcción y puesta en marcha de un molino harinero, emprendimiento que es considerado como la primera industria del distrito.

Corría 1874 cuando la estructura comenzó a funcionar, más exactamente el 28 de febrero, hace ya 150 años. La historia había comenzado cuatro años antes, cuando Julián Manzanares -uno de los descendientes de la primera familia que habitó en la localidad- le vendió alrededor de 1.000 hectáreas de campo al inmigrante italiano Miguel Bancalari, uno de los tantos europeos que había arribado a nuestro país en busca de nuevos horizontes y oportunidades.

Fue en esa vasta extensión de terreno donde el empresario -un visionario- montó un molino harinero. Casi todos sus trabajadores eran italianos como él, y fueron quienes en 1919 –al cerrar el molino- decidieron instalar tambos.

Trenes y zorritas

La presencia del molino harinero significaba una importante fuente de trabajo, lo que provocó el impulso comercial y de transporte en la zona. Era una época de vacas gordas, aprovechando además una etapa de prosperidad económica que vivían los sectores productivos del país.

En cuanto a la movilidad, con el paso por Pilar del Tranvía Rural de la Provincia de Buenos Aires -de los hermanos Lacroze-, se construyó la Parada Tomás Santa Coloma para atender al molino. Luego, se tendió desde allí una vía económica tipo Decauville, de unos 5 kilómetros de longitud en dirección Este, para llegar hasta la industria de Bancalari. Recién 14 años después, el 25 de marzo de 1888, se inauguraría la estación de trenes de la localidad.

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Vestigios de los vagones que llegaban hasta el molino harinero de Manzanares.

Vestigios de los vagones que llegaban hasta el molino harinero de Manzanares.

Sobre esto, hace unos años llevó a cabo una investigación Alejandro Tumanoff, quien recordó que el pequeño tren circulaba por lo que hoy es la calle Río Hondo, pasando luego por la calle El Trébol.

Al acercarse al río Luján el terreno comienza a bajar, con lo cual las vías continuaban sobre un alto y angosto terraplén, sorteando con puentes algunos cursos de agua (el arroyo Las Flores era el más importante). Finalmente, cruzaba el río Lujan sobre el dique de ladrillos que abastecía el molino, para terminar en la otra orilla junto al edificio.

Tumanoff indicaba que “cuando arribó a la zona el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, éste debió cruzar el recorrido del Decauville, con los costos importantes que esto implicaba. Entonces se acordó la construcción de una estación próxima, Manzanares, modificándose la traza, partiendo ahora el trencito desde esta estación hacia el molino”.

Y agregaba: “Luego del cierre del molino, el pequeño ramal siguió circulando un tiempo más, ocupándose de transportar tarros de leche de los tambos cercanos”.

Años atrás, el recorrido fue declarado “de interés municipal” por el Concejo Deliberante, aunque en la actualidad solo quedan algunos vestigios de lo que fue la primera industria de la zona. El más reconocible es el angosto camino de casuarinas por el que hace casi 150 años circulaba una “zorrita” sobre un riel, comunicando el molino con la estación.

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El camino de casuarinas aún se conserva en Manzanares.

El camino de casuarinas aún se conserva en Manzanares.

Desde los puentes que aún se conservan, cuentan los memoriosos que en los días claros podían verse las torres de la Basílica de Luján, ubicada a varios kilómetros de distancia.

Durmientes, rieles y algún que otro vagón abandonado completan el paisaje, sin dejar de mencionar lo que se conserva de la estructura del molino, mole de ladrillos que persiste como testigo de una época que inauguró una historia de crecimiento y desarrollo que aún tiene muchos más capítulos por escribir.

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