por Diego Schejtman
por Diego Schejtman
Los clásicos no pasan de moda. Pueden permanecer un tiempo alejados de las preferencias de las mayorías, pero siempre están volviendo. Uno de esos clásicos que está en pleno regreso es el gin, un destilado versátil, alcohólico pero a la vez fresco y aromático, que se adapta tanto a las creaciones de la coctelería de autor como a las sobremesas de cualquier casa donde un anfitrión se luzca con un sencillo e infalible gin tonic, un colorido negroni o un elegante martini.
Con ese panorama, fueron muchos los que se lanzaron a un desafío mayor. Si asombrar a los amigos con un trago hecho en casa no era suficiente ¿por qué no probar destilar el propio gin?
Tal vez como paso inevitable tras el boom de la cerveza artesanal, se multiplicaron en el país los creadores de craft gins con pequeños alambiques caseros. Muchos de ellos, a fuerza de calidad de producto y empuje emprendedor, terminaron saliendo de los cuartos de hobby para llegar a las góndolas y multiplicarse en barras y quinchos. Algunos, incluso, con sueños de salir al mundo.
Dos emprendedores pilarenses iniciaron ese camino y crearon dos productos que, con diferentes estados de desarrollo, están dejando su marca.
Alma: de Pilar al mundo
Cuando el abogado Fernando Cao creó Alma Gin en el sótano de su casa de Pilar como un hobby que lo ayudara a transitar el tiempo muerto de la cuarentena, no imaginaba que, unos meses más tarde, obtendría medalla de oro sobresaliente en Londres, en uno de los concursos internacionales más prestigiosos de bebidas espirituosas.
“Es un hobby, siempre me gustó y a partir de la pandemia, me capacité, investigué y entré en contacto con especialistas”, contó a El Diario en una entrevista del año pasado.
“Empezamos a probar la destilación primero con los botánicos por separado, después los fuimos mezclando y probamos el resultado”, contó.
Después de darle a probar a familiares y allegados, algunos muy conocedores, los resultados fueron prometedores. Tanto, que pronto el alambique primigenio de 10 litros fue remplazado por otro de 30 y el sótano de la casa por un local en un centro comercial de la calle Caamaño.
Pronto empezó un desarrollo comercial incipiente. Una primera partida de 100 botellas de 750 cm3 y otras 200 de 500 se vendió rápido a distribuidoras y bares. En pocos meses debió pensar en tercerizar la producción para ganar escala.
El año pasado decidió probar dónde estaba parado y lo mandó a la International Wines & Spirits Competition (IWSC), de Londres, donde cada año unos 250 expertos califican el producto que decenas de empresas y emprendedores del mundo envían. El resultado fue sorprendente para el propio Cao: Oro Sobresaliente, con 98 puntos sobre 100.
El premio tuvo su correlato comercial con el lanzamiento de una edición especial con una botella gris, con la etiqueta serigrafiada y el agregado de la medalla dorada.
Además, apunta a consolidarse en la zona, con base en Pilar, cuyo mercado le resulta a Cao especialmente atractivo por el desarrollo de la gastronomía y la coctelería locales.
Los resultados del concurso definen al Alma Gin como “una ginebra con una textura suave como la seda en el paladar y una nota dulce persistente”.
Instagram: almagin.ar.
Beat: en busca de la calidad
Néstor Lutz se define como un obsesivo de la excelencia, de la buena comida y las bebidas espirituosas. Como cocinero amateur primero y como destilador después, asegura que su método es el mismo: “Imagino un sabor y busco las mejores materias primas y procesos para conseguirlo”.
Con esa premisa nació en Pilar su Beat Gin, un London Dry clásico que pasó de las sobremesas con amigos a las barras de bares y estantes de las licorerías.
“Destilar el propio gin y disfrutarlo con amigos era una fantasía de siempre, pero destilar era inalcanzable, parecía imposible, como una magia, una ciencia oculta”, le contó Lutz a El Diario.
Igual que Fernando Cao, el creador de Alma Gin el sueño comenzó a convertirse en realidad durante las primeras restricciones por la pandemia. “Nos llegó la cuarentena con tiempo en casa para hacer cosas nuevas y ahí se alinearon los planetas”, dijo.
De ese modo, entró en contacto con un grupo de Facebook de destiladores y productores de cerveza artesanales. Ahí se encontró con iniciados de Argentina y otros países que lo fueron acompañando al camino de la alquimia.
“Fueron muchos meses de lecturas y pruebas. Yo me obsesiono por la calidad, me imagino un sabor y quiero alcanzarlo. Me pasa en la cocina y con el gin me pasó lo mismo”, recordó Lutz.
Y aunque admite que eso le “jugó en contra en las primeras pruebas”, asegura que el resultado final le dio la razón.
“Quería algo de calidad premium, entonces armé un equipo en casa. Botánicos, agua, alcohol y un proceso excelentes hacen un producto excelente. Y eso es lo que hicimos”, describió.
La elección fue un clásico London dry, “que es que el que no te cansa, está siempre y va con todo”.
Pronto el resultado hizo las delicias de amigos y familiares, que insistieron en que ese elixir fragante y especiado merecía ser conocido fuera del quincho de su casa.
“Un día me animé y después de conseguir todas la aprobaciones salí a la calle por agosto del año pasado. Verlo en una góndola en Pilar por primera vez y saber que se vende es una emoción”, confesó.
Por ahora, abraza la producción artesanal y en cantidades reducidas. Pero ya trabaja en la elaboración de dos nuevos perfiles y sueña con que Beat Gin cruce las fronteras y se venda en el mundo junto a los grandes jugadores del mercado. “Pero es más gusto de lograrlo que lo económico”, aseguró.
Instagram: gin.beat.
Beat Gin
De acuerdo a la descripción de especialistas del club del Gin, Beat es un producto logrado por maceración y destilación mixta, que ofrece un gin fragante, con aromas herbales a enebro y regaliz, acompañado de notas cítricas y especiadas tales como el coriandro y la pimienta de Jamaica.
Alma Gin
Es un producto de aroma y sabor fresco, poco alcohólico, que esconde una graduación del 40% matizada en los 16 botánicos tradicionales, pero de alta calidad, entre los que destacan el enebro, un mix de pimientas y las pieles de naranja y limón que le dan un toque cítrico y dulzón.