Personaje

El coleccionista de estrellas

A principios de los ’90, desde su programa de cable Carlos Battistini convocaba a las grandes figuras deportivas del momento, con solo un llamado telefónico. Un fenómeno irrepetible que marcó época.

Por Redacción Pilar a Diario 9 de agosto de 2020 - 00:01


Quizás haya toda una generación de pilarenses que desconozca que, a principios de los ’90, hubo un momento en el que las grandes figuras del deporte argentino (pero grandes en serio…) llegaban a la ciudad para participar de un programa de cable, convencidos con no más que una llamada telefónica.
Del otro lado de la línea estaba Carlos Battistini, quien incursionó en el periodismo deportivo con el desembarco en el distrito de la televisión por cable: en la señal Pilar Televisora Color (PTC), a puro desenfado el vecino condujo “Deporcable” primero y “Revista deportiva” después, haciendo historia.
“Yo trabajaba en una industria de Escobar, pero había cerrado –recuerda Battistini a El Diario-. Ahí me convocaron Gustavo Gómez y Ricardo Pandolfo, para salir puerta a puerta para conseguir abonados”. En aquellas épocas estaba todo por hacerse “y Daniel Circosta –creador de PTC- me preguntó si me animaba a conducir el programa deportivo”.
Como si hiciera falta, Carlos afirma que “nunca le tuve miedo al vértigo, así que me lancé con ‘Deporcable’ y ‘Desde boxes’, programa de automovilismo”.

Convocante
A casi 30 años de aquel fenómeno irrepetible, el exconductor aseguró que “los invitados venían sin plata de por medio: yo los llamaba por teléfono, les contaba que conducía un programa en un canal de Pilar y ellos se prestaban con total humildad”.
La semilla fue una visita, a principios de 1991, de Oscar Román Acosta, aquel talentoso volante de Ferro. El enganche había disputado un partido a beneficio en la Asociación Italiana, por lo que Battistini aprovechó para hacerle la invitación. “Se sintió cómodo y me pasó el teléfono de un compañero. Así se iba a armando la rueda, cada uno que venía me pasaba el teléfono del siguiente…”.
El listado es interminable y está lleno de estrellas: por “Revista deportiva” pasaron Sergio Goycochea, José Luis Chilavert, Ariel Ortega, Alberto Acosta, Norberto Alonso, Amadeo Carrizo, Daniel Bertoni, Silvio Marzolini Horacio Accavallo, Nicolino Locche y muchos más.
Sin agentes de prensa, mánagers, guardaespaldas o cualquier otro tipo de filtro: figuras que salían por televisión y se lucían en la tapa de El Gráfico visitaban los estudios de PTC (en Lagrave y Chacabuco, donde ahora funciona el Centro Cultural Federal). Allí, la tribuna se llenaba una y otra vez, con la presencia de muchos chicos de clubes de la zona.
Luego de una charla telefónica, los invitados se subían a sus autos y rumbeaban hacia Pilar, todavía visto como un lugar lejano y sin la obra de Panamericana. Gracias al poder de convencimiento del interlocutor confiaban en que, al llegar, efectivamente participarían de un programa de televisión… “Prácticamente no me falló ninguno –afirma con orgullo-. Al único que no pude convencer fue al Loco Gatti, ahí perdí el invicto…”.
Un día, Carlitos consiguió el número más preciado… “Era el teléfono de la casa de Maradona y sin dudarlo lo llamé. Atendió una de sus hermanas, le expliqué para qué lo buscaba y quedaron en contestar, pero luego no se concretó” ¿Cómo hubiese sido tener a Diego a pocas cuadras de casa?
Además, de ambos lados -entrevistador y entrevistado- solo había pasión: “La única paga era un plato recordatorio de Cormery y una cena en el restaurante Los Dos Ratones”, recuerda con humor Battistini, antes de afirmar que esa experiencia “fue como tocar el cielo con las manos”. 

 

“Llamé a la casa de Maradona y me atendió la hermana, pero luego no se concretó”.

 

“Prácticamente no me falló ninguno. Al único que no pude convencer fue al Loco Gatti, ahí perdí el invicto…”.

 

“Los invitados venían sin plata de por medio: yo los llamaba por teléfono y ellos se prestaban con total humildad”.

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