La caída de la producción industrial viene mostrando en Pilar una de sus caras más preocupantes. Desde mitad de este año, ya se produjeron en el distrito y zonas aledañas más de mil despidos de trabajadores.
Desde junio, se aceleraron los cierres de empresas. Varias multinacionales decidieron trasladar su producción a otros países. Preocupación por el impacto del desempleo.
La caída de la producción industrial viene mostrando en Pilar una de sus caras más preocupantes. Desde mitad de este año, ya se produjeron en el distrito y zonas aledañas más de mil despidos de trabajadores.
Un relevamiento de El Diario que solo toma en cuenta despidos masivos, sin contar los que se producen por goteo, da cuenta de cierres de empresas y reubicación de producción en otros países, enciende una luz de alerta por el crecimiento del desempleo.
Una de las primeras desvinculaciones masivas se produjo a principios de junio, cuando unos 220 trabajadores de la firma Kimberly-Clark fueron despedidos de forma sorpresiva, luego que la compañía cerrara de forma definitiva su planta del Parque Industrial de Pilar. Al mismo tiempo que enviaba los telegramas de despido a todo su personal local, la compañía de capitales estadounidenses distribuyó un comunicado en el que anunció la centralización de toda su producción argentina en la planta de la provincia de San Luis, donde invertirá 15 millones de dólares en el próximo año y medio.
Un mes después, la empresa Kenvue –ex Johnson & Johnson-, ubicada en la localidad de Fátima, anunció que cerrará todas sus líneas de producción para comenzar a importar desde Brasil. En total, completó unos 150 y solo dejó unos 30 trabajadores del sector logístico.
La fábrica de cerámicas ILVA es uno de los casos más emblemáticos, porque el conflicto aún sigue. El 29 de agosto, notificó el despido de los 300 empleados de la planta del Parque Industrial Pilar, cerrando sus puertas de forma inesperada.
La firma argumentó una situación de crisis e intentó pagar solo el 50% de las indemnizaciones amparándose en el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo. Pero hasta la fecha, no realizó ningún pago. Adeuda también tres quincenas de salario.
Los trabajadores denuncian que la empresa invirtió recientemente en nueva maquinaria para la producción, lo que contradice su alegato de crisis y sugiere un ajuste laboral.
Hace pocos días, ILVA pidió declararse en concurso preventivo, lo que podría demorar aún más el pago de las deudas, señalan los delegados.
A mediados de septiembre, la multinacional Magnera anunció que cerró definitivamente su planta en el Parque Industrial de Pilar y despidió a sus 140 trabajadores.
La compañía con sede en Estados Unidos está especializada en la producción de materiales no tejidos y films. Era proveedora de insumos para fábricas de pañales y toallitas higiénicas, como P&G y Kimberly Clarck.
La decisión forma parte de un plan mundial de la compañía denominado Proyecto CORE, que busca centralizar la producción global de la firma, según se anunció. Sin embargo, la decisión tomó por sorpresa a los trabajadores que el lunes fueron invitados a retirarse a las 9 de la mañana, cuando estaban en plena tarea de producción.
Actualmente la firma tenía 100 operarios en su planta de 9 y Del Canal, en el Parque. Hace dos meses, ya había despedido a otros 40, de 15 a 25 años de antigüedad, como parte del proceso de desguace local.
A fines de octubre, el proceso de desindustrialización que atraviesa la Argentina sumó un nuevo capítulo: la empresa de rodamientos SKF anunció que cerrará su planta de Tortuguitas.
La multinacional sueca, que lleva casi un siglo de producción en el país, confirmó que dejará de fabricar localmente para importar desde Brasil y la situación conlleva a la pérdida de 150 puestos de trabajo.
El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, lamentó el cierre de la planta y expresó: “Mientras el mundo cuida su producción, Argentina abre sus puertas a todo lo importado”.
Pocos días después de que el Gobierno nacional decidiera levantar los aranceles antidumping a la importación de termos y recipientes isotérmicos provenientes de China, medida que había estado vigente desde 2001, la fábrica argentina de termos Lumilagro anunció que comenzará a importar desde el país asiático buena parte de su línea de productos.
La decisión tuvo un impacto brutal con el despido de más de 200 trabajadores, aproximadamente un tercio de la plantilla total con la que operaba hasta hace poco la planta de Tortuguitas, muy cerca de Pilar.
