Después de las elecciones, la oposición ya piensa en la carrera hacia el 2027
Concejales que llegan y otros que se van buscan posicionarse para pelear por la intendencia. Quién es quién en La Libertad Avanza y el Pro de Pilar.
15 de noviembre de 2025 - 17:48
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LISTA. Los candidatos de LLA este año en una de las pocas fotos juntos que compartieron.
Al final de un año electoral en el que tuvieron más sinsabores que festejos, las principales figuras de la oposición pilarense ya piensan en la carrera hacia 2027, en la que dependerán, para bien o para mal, de la suerte del gobierno de Javier Milei.
Ya sea pintados de amarrillo Pro o de violeta libertario, todos rearman las estrategias para construir una oferta potable y, sobre todo, una que los tenga a ellos mismos como protagonistas. Nadie anhela los papeles secundarios.
Dentro y fuera de La Libertad Avanza, los hombres y mujeres del Pro empiezan a orejear las cartas.
El concejal Sebastián Neuspiller mira ese escenario con optimismo. Tras un 2025 que empezó mal para él, relegado al tercer lugar de la lista libertaria para las últimas legislativas y reelecto concejal pese a una derrota aplastante, termina el 2025 saboreando la revancha.
La sorpresiva buena elección de Diego Santilli al frente de la lista provincial de LLA, pese a que perdió en Pilar, y su posterior nombramiento como ministro del Interior, posicionan a Neuspiller en un lugar inmejorable a la sombra de su referente histórico.
Similar panorama atraviesa la concejala Analía Leguizamón, con mandato hasta 2027, otra figura del Pro cuya vida política es indisoluble de la del Colo Santilli, cuyo ascenso en el gobierno de Milei se encargó de festejar públicamente.
Ambos referentes locales ganaron una vida extra con la llegada de Santilli a la Rosada y, sobre todo, con sus ambiciones bonaerenses para 2027.
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PUlGARES. Sebastián Neuspiller celebro como un gol la llegada del Colo Santilli a la Rosada.
Desde afuera
La concejala Adriana Cáceres, referente del Pro en el Concejo Deliberante, mira el panorama desde otro lado.
Afuera del acuerdo con La Libertad Avanza, una exclusión que supo pintar como decisión personal, Cáceres fue parte del fallido experimento electoral de tercera posición que se llamó Nuevos Aires. Ahora, impulsa la resurrección amarilla.
Esta semana, la concejala recibió en Pilar a la exgobernadora María Eugenia Vidal, que comenzó a recorrer el espinel de fieles con un mandato que hizo explícito en el comunicado de prensa que siguió a la reunión: “recuperar identidad y presencia territorial”. Claro, nadie busca recuperar lo que antes no ha perdido.
Si lugar en el Concejo Deliberante desde diciembre, Cáceres apostará sus dos herramientas más potentes: un trabajo territorial que nunca dejó de lado y la llegada directa a Vidal y, a través suyo, a Mauricio Macri. Luego, solo cabe esperar que el tiempo y los resultados de la gestión eclipsen al mileísimo y sus aliados.
28.95 % De los votos obtuvo en Pilar LLA en las legislativas de septiembre. Quedó muy lejos del 60.72 % de Fuerza Patria.
Pintado de violeta
Del lado violeta de La Libertad Avanza hay más de un dirigente trabajando en sus estrategias personales.
Uno es Andrés Genna, concejal electo tras encabezar la lista del espacio en las elecciones de septiembre. Justamente ese lugar, que pudo ser su trampolín, se transformó en un obstáculo. Las internas que lo llevaron a ese lugar codiciado le pasaron factura tras una derrota humillante, cuya paternidad sus rivales le asignaron sin piedad.
En cambio, su rol de Director de Participación Ciudadana del Ministerio de Seguridad, que piensa mantener tras asumir como concejal, le dan una buena llegada a Patricia Bullrich y con ella, una chance de reconstruir su lugar.
Juan Martín Tito también se prepara, pero para el escenario inverso. Se quedará sin mandato en diciembre, después de no haber tenido lugar en la lista de este año. Desde el llano, buscará mantenerse presente durante los próximos dos años en base a trabajo territorial hiperactivo y un nivel de conocimiento que le envidiarían otros referentes con mejor suerte electoral.
Es un juego de suma cero, en el que cada uno busca acumular a costa de lo que sus rivales internos dejen por el camino. No hay construcción colectiva sino competencia de individualidades que solo permanecerán juntas mientras dure el calor del gobierno libertario.