Una caravana de gloria

Derqui-Monterrey volvió a la ciudad y los jugadores fueron recibidos como héroes por el ascenso al Federal. Las claves de una campaña histórica de la Fusión que sigue escribiendo páginas torneo a torneo.

19 de marzo de 2013 - 00:00

“Derqui es Federal… Derqui es Federal…” El grito de guerra del plantel de la Fusión se fundió con su hinchada y la ciudad entera en el retorno con gloria de la capital del básquet.

El domingo se armó la caravana desde la entrada de la ruta 8 hacia Presidente Derqui con la gente que quería esperar y saludar a un equipo que escribió una nueva página gloriosa.

En Bahía Blanca, en la mismísima cuna donde nació el genial Emanuel Ginóbili, Presidente Derqui-Deportivo Monterrey conoció la gloria del ascenso a la Liga Nacional.

La unión de los dos clubes de la ciudad concretó el sueño de varias generaciones en una sola temporada.

Por eso las banderas, la multitud en la ruta y la autobomba de los bomberos voluntarios esperándolos para hacer el ingreso a Derqui.

La caravana se unió a otra buena cantidad de público en la sede de Presidente, donde había más banderas de agradecimiento.

La multitud se unió para los festejos en el gimnasio de la calle Dorrego. Era toda felicidad, abrazos y otra vez las lágrimas, la emoción a flor de piel.

El secreto del éxito. Todo final feliz tiene detrás un largo recorrido, como esas 11 horas en micro de ida y vuelta que debió hacer el plantel para forjar su historia en Bahía Blanca.

La Fusión se abrió paso al Torneo Federal 2012/13 a partir del momento en que se decidió unificar fuerzas entre dos instituciones con la misma ambición deportiva.

El regreso de los jugadores identificados con el Rojinegro abrió el camino. Nicolás Medina, Alejandro Irigoyen, Nicolás Tabarez, Patricio Tabarez fueron parte del inicio del camino en la liga local de 2012.

Le adosaron la jerarquía de Luis Díaz y Rubén Runke, para luego en el Provincial recurrir a otra joya de la ciudad como Leandro Hasenauer, ya sin los dos Tabarez en el equipo.

La identidad siempre se mantuvo. Juego fluido en ataque, repartiendo las chances y desequilibrando por talento. Disfrutando de jugar al básquet.

Javier Prodan supo encontrar el equilibrio para darle protagonismo parejo a todas sus figuras y hacerles entender que también había que hacer el esfuerzo defensivo.

Desde su mente abierta, le abrió el camino a todos para que brinden lo mejor de su juego. El Chavo Díaz fue el artillero del equipo. Su mano a distancia implacable hizo estragos en toda la provincia.

Vapuleó canchas en Villa Ramallo, Escobar, Zárate, San Nicolás y ni hablar en casa. En los playoffs ante San Lorenzo del Sud de Bahía Blanca fue el goleador de la serie y fue admirado por los amantes del básquet de una ciudad que respira en color naranja.

El complemento fue Runke y su peso interior. El Toro marcó diferencias toda la campaña en los tableros. Dominando rivales y generando sobremarcas que aprovechaban los demás.

Y en las finales, mostró su estirpe ganadora. En los minutos de cierre, pidió la pelota y sacó faltas o convirtió un doble arrastrando defensores para mostrar el camino a la gloria. Fue su 7º ascenso. Sabe cómo funciona este negocio.

u Hueso 4x4. Irigoyen fue el todo terreno de los derquinos y el jugador que más creció en la campaña.

Su aporte fue determinante y valioso como ningún otro. Dentro de un plantel lleno de especialistas, fue el que hizo de todo y por todos.

El que se sacrificaba en defensa, el que esperaba su turno para tomar los tiros en el perímetro y cuando las necesidades se lo exigieron, se transformó en el pivote rebotero que hacía falta.

En esta serie, ya sin Walter Cricrí y en el tercer partido con Pato Márquez afuera por lesión, fue una fiera. Asumió el papel de un puesto nuevo a puro coraje. Fue el más intenso del equipo.

u La magia está intacta. Hasenauer fue una de las apuestas derquinas. Con el plantel que tenía Prodan parecía demasiado para poder distribuir minutos en el perímetro, pero el Mago fue ganando su terreno a puro talento.

Fue ingresando en el grupo y la rotación hasta convertirse en el arma letal que llegaba desde el banco. Lo mostró en Lincoln en el triunfo decisivo sobre El Linqueño y ratificó en Bahía.

El Mago desequilibró toda la planificación de San Lorenzo y terminó convirtiendo los libres que decretaron el ascenso de la Fusión.

u El conductor. Medina llegó para hacer jugar a todos y cumplió a lo largo de toda la campaña. En la última serie fue la que más tuvo que trabajar, por la presión que ejercía San Lorenzo en toda la cancha, pero salió a flote.

uEl capitán al servicio. Márquez se acopló a lo que necesitaba el equipo de su juego. Sumarse a la batalla con Runke en la pintura y aportar en defensa, algo que naturalmente no tenía el plantel.

u Equipo de todos. Otro aspecto fundamental de la Fusión fue el aporte hormiga da cada uno de los integrantes. Los que entraban dentro de los 12 o los que esperaban su oportunidad de atrás, estuvieron siempre alentando y dando lo mejor que tenían.

Por momentos aparecía Daniel Castro y su empuje, en otro Marcelo Codaro y sus artimañas defensivas. Y en las finales, le tocó a Enuel Casquero.

El pivote tuvo que ponerle el pecho a la definición en Bahía y jugó excelente el segundo punto. Y lo ratificó en el tercero, teniendo el premio de estar en cancha en el final del partido, siendo parte de la historia dentro del parqué.

 

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