Cuando la lluvia no perdona: historias que dejó el diluvio

El agua ingresó a viviendas de varios barrios del distrito ocasionando importantes pérdidas. Los damnificados le apuntan a la Municipalidad y reclaman obras y limpieza de desagües.

8 de diciembre de 2012 - 00:00

Catalina Sánchez pasó los últimos 32 de sus 67 años en la misma casa del barrio Villa Verde, sobre la calle Crucero General Belgrano entre Cortés y Pizarro, y no recuerda lluvias tan intensas como las del último año. La más reciente, la del jueves, traspasó las fronteras de su casa y arrolló a su paso todo lo que encontró en el living y las habitaciones.

“Tuve el agua hasta la rodilla, estuvimos hasta las 4 de la mañana con mi sobrino sacando el agua con baldes”, contó a El Diario, todavía agotada por la situación. La mujer, que comparte la vivienda con un nieto, se enfrentó ayer al triste inventario del día después: “perdí muebles, hay una cajonera que no la pude levantar y muchos papeles”.

La cama logró salvarla colocándola arriba del juego de sillas que compró hace un año y que producto de las inundaciones “ya se me pudrieron”.

Acostumbrada a la fuerza a la invasión del agua, optó por salvar lo poco que le queda. “La heladera la tengo en lo de mi nieto que se está haciendo una casa al fondo, pero cuando se termine de mudar la voy a tener que sacar y no se qué voy a hacer”.

Al momento de buscar responsables, Catalina le apunta a las autoridades: “ni siquiera vienen los que tienen que limpiar el arroyo y además hicieron muchas casas cerca de los zanjones y no se pueden limpiar”.

 

El peligro adentro

En el mismo barrio, el agua también tuvo en vilo a Joana Lanche, vecina del lugar desde hace un año. No era la primera vez que la inundación la sorprendía puertas adentro de su casa sobre la calle Bergantín República. Todavía tiene fresco el recuerdo de la ocasión en la que perdió la heladera a causa del agua que irrumpió en la vivienda.

“Siempre el agua suele entrar por la tubería del baño pero esta vez fue tanta cantidad que entró por la cocina”, explicó a El Diario.

Así, sin tiempo para pensarlo “con mi marido tuvimos que acercar unas bolsas de arena para que no siga entrando el agua y no llegue a las habitaciones”.

En una situación así “uno trata de desenchufar todo, tengo una nena de dos años, lo material se recupera, lo peligroso es que haya un accidente”.

 

Cruzando el charco

La lesión de rodilla que lo tiene en su casa no fue un impedimento para que Gabriel Vera reaccionara de inmediato ante los primeros indicios de que el agua estaba llegando demasiado cerca.

“Fuimos tapando con secador y con trapos para que el agua dejara de entrar, no hay ventanal ni persiana que aguante”, relató el hombre cuya vivienda está ubicada sobre la calle Pasteur, en el barrio Peruzzotti.

La situación más dramática se la llevó la niñera de la familia, embarazada de seis meses “tuvo que hacer malabares” para cruzar la calle que a esa altura ya se asemejaba a una laguna.

El saldo que dejó la lluvia terminó de contabilizarse ayer por la mañana cuando descubrieron que “un árbol de un vecino está caído sobre nuestro parque”.

“Los desagües están tapados”, acusó Vera y también le apuntó al estado de las calles: “los remises no entran, antes la Municipalidad colocaba tosca, ahora hace mucho que está deteriorada la calle”.

 

Frase

“Tuve el agua hasta la rodilla, estuvimos hasta las 4 de la mañana con mi sobrino sacando el agua con baldes”, Catalina Sánchez de Villa Verde.  

 

En Del Viso, fue peor el remedio 

Mabel Bastías no duda al identificar la causa por la que desde hace algo más de dos años el barrio Villa del Carmen es sacudido por las inundaciones: “Es el asfalto, comenzó a pasar desde que lo hicieron, hace de embalse”.

Además de afectar las calles, las inundaciones ingresaron a varias viviendas del barrio. “En el kiosco estaban desesperados, tuvieron que desenchufar todo”, aseguró la mujer y agregó: “yo no quiero perder lo poco que tengo”.

“Cuando hicieron el asfalto, que ni siquiera es consistente porque ya está lleno de cráteres, pedimos hablar con la Municipalidad y los cálculos los hicieron a ojímetro”, denunció la mujer cuya casa está ubicada sobre la calle Sócrates.

“Los desagües no están bien hechos. Nosotros pedimos que pusieran caños pero nos dijeron que no había plata entonces pedimos que por lo menos vengan a destapar las zanjas”, explicó Mabel y aseguró que con dos décadas viviendo en la zona antes del pavimento “hubo tormentas peores y no se inundaba”.

Pasado el diluvio la docente se comunicó con el obrador para reclamar por la limpieza de los desagües. “Me dieron un numerito, no saben si van a poder pasar”, fue la respuesta.

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