Garrapiñada en la calle Rivadavia.
Los candidatos locales de la Unión para el Desarrollo Social (UDESO) recibieron ayer la primera visita oficial del candidato a gobernador Francisco de Narváez. Fue pasadas las 11.30 en Rivadavia e Independencia, donde finaliza la peatonal. Al lugar llegó De Narváez para reunirse con su referente local, el concejal Diego Ranieli, que va por la renovación, el candidato a intendente, el radical Manuel Martignone y los postulantes al segundo y tercer lugar por una banca, Claudia Zakhem y Adrián Maciel.
El diputado nacional que intenta gobernar la provincia, habló con la prensa y lanzó duras críticas al Gobierno nacional (ver aparte), pero no dejó de lado al municipal y disparó algunas municiones contra la gestión de Humberto Zúccaro.
“Veo un Pilar con necesidades”, señaló De Narváez, que cayó en la más antigua de las observaciones sobre el distrito, asegurando que Pilar está partido en dos: “el que se puede lucir y el azotado por la inseguridad”, señaló y lanzó: “los barrios de la periferia de Pilar están muy descuidados y con sólo ir a Derqui uno ve la falta de agua, de asfaltos, de veredas, salitas de atención sanitaria que no funcionan” y cerró: “Pilar tiene mucho recursos, que si fuesen bien aplicados podría tener una mejor condición de vida”.
Charlas
La caminata de los candidatos comenzó en la peatonal y se extendió 700 metros, hasta el shopping Pilar Point. Pero en el camino el postulante a la gobernación bonaerense, dialogó con algunos comerciantes y gente que a la pasada le pidió sacarse una foto.
Lo extraño de la caminata de campaña es que el candidato no hablaba de política con la gente, sino que le preguntaba cuestiones relacionadas al comercio: “¿Cómo va la venta?”, “¿Se siente la caída a fin de mes?”, “¿Se vende más en primavera?”.
E incluso, en varios locales no entró por su condición de candidato a gobernador, sino que por el grito de las mujeres al verlo, como si fuese un galán de telenovela. Con su celular en la mano, varios le pidieron sacarse una foto con él y hubo quienes le solicitaron trabajo.
A la caravana de a pie se sumó la candidata a vicegobernadora, Mónica López, a quién le compró unas garrapiñadas, igual que a Zakhem y Ranieli. Al pasar por la puerta del Municipio, miró de reojo hacia adentro y ante la pregunta de una movilera radial, si no entraba a saludar, disparó con una sonrisa: “ya vamos a entrar”.
Bajo perfil
El candidato de la UDESO, Manuel Martignone, mostró una cara totalmente opuesta a la de su antecesora, la renunciada Moyra Ryan. El histórico radical, lejos estuvo de la presencia protagonista de Ryan y siguió la caminata del postulante a gobernador varios pasos atrás, incluso de sus candidatos al Concejo Deliberante.
Las veces que se mostró junto a Francisco de Narváez, fue porque el diputado nacional lo llamó para que pase al frente.
La frase
De Narváez sobre Daniel Scioli: “la Provincia necesita un gobernador y no un gobernado y la buena relación de Scioli con el Gobierno nacional le hace mal y vive recibiendo ayuda con una condición clientelar”.
La política nacional
De Narváez y una puñado de respuestas
En su paso por Pilar el candidato a gobernador bonaerense de la Unión para el Desarrollo Social (UDESO) dejó respuestas sobre los temas políticos de índole nacional relacionados a la campaña.
-¿Cómo analiza la campaña que parece ser muy fría?
- La campaña parece fría pero va a tomar protagonismo a partir de mañana (por hoy). Pero eso pasa acá y no en el interior de la provincia, donde tiene más color que en el Conurbano.
-¿Cómo es y cuál será su relación con los Rodríguez Saá?
- La relación es muy buena como siempre y como no tienen candidato a gobernador en la Provincia de Buenos Aires, seguramente van a acompañar nuestra lista.
-¿Cree que este acuerdo perjudicará las listas locales de ambos?
- No y hablé con los hermanos Saá y ellos tampoco piensan que los perjudicaría acompañarnos.
-¿Qué opinión tiene de la decisión de Felipe Solá?
- Felipe ha tomado la decisión de arrimarse al oficialismo que no es la nuestra y creemos que hay cuestiones de gobiernos que están bien encaminadas pero no nos gustan las formas ni cómo se llevan adelante.