Piden testigos de crimen del jubilado

18 de abril de 2010 - 00:00

Ladislao Villaboa, tenía 65 años.

 

 

Elías Villaboa, hijo del jubilado asesinado ayer en la localidad bonaerense de Los Polvorines, pidió ayer que si hay testigos del crimen de su padre se presenten a declarar, mientras que los restos del hombre fueron inhumados en un cementerio de Pilar.

“Si algún vecino vio algo sobre el ataque a mi padre que vaya a la fiscalía o a la comisaría para aportar los datos. Él dio todo lo que pudo para su familia hasta su último día de vida”, sostuvo el joven en la puerta del velatorio.

Elías consideró que de la única manera que lo podían matar a su padre era a balazos porque “él era muy luchador”, tal como lo recordaron sus ex compañeros de trabajo de una fábrica de rulemanes de la que se había jubilado hace dos meses.

“Yo quiero que esto se resuelva y no quiero que quede impune, no sé si vamos a realizar marchas o cadenas de mails para que se pueda esclarecer porque ayer (por el viernes) fue mi viejo y hoy seguramente va a ser otro”, afirmó el joven, de 28 años.

Los restos de Ladislao Villaboa (65) fueron velados desde el viernes a la tarde hasta ayer a las 14.30 en la cochería ubicada en Avenida Del Libertador General San Martín 3536, adonde concurrieron familiares, amigos y ex compañeros de trabajo. En la tarde de ayer el cortejo partió al cementerio Recoleta de Pilar, donde fue enterrado.

Pedro, amigo de la infancia de Ladislao, dijo a Télam que “él era un hombre ejemplar para sus hijos y para toda la gente del barrio, era de fierro y un tipo trabajador que soñaba con jubilarse e irse a su Corrientes natal”.

“Sus amigos de toda la vida no podemos creer lo que le pasó, es terrible y alguien tiene que hacer algo para acabar con toda la inseguridad que hay todos los días”, remarcó el hombre.

El jubilado de 65 años fue asesinado de cuatro balazos en la mañana del viernes por cuatro delincuentes que lo sorprendieron en la puerta de su casa en la localidad de Los Polvorines y pretendieron robarle su dinero.

La víctima iba a cambiar una rueda de su Chevrolet Corsa porque iba a llevar a su hija a trabajar al comedor de la empresa alimenticia Kraft Food, pero cuando entraba el vehículo a su garage fue sorprendido por los asaltantes.

La propia familia de Ladislao puso en duda de que se haya tratado de un hecho “al voleo” y sugirió que quizás haya habido un entregador porque su padre estaba a punto de cobrar un premio económico de la empresa en la que trabajó hasta febrero pasado.

 

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