Tribuna del lector: Un cacho de cultura

por Víctor Ejgiel

29 de abril de 2010 - 00:00

¿En qué país nos estamos convirtiendo? Si un hecho cultural extraordinario como lo es la Feria del Libro, donde la cultura escrita se pone de fiesta para mostrar todo aquello que nos culturaliza desde siempre, tiene sucesos tan repudiables como los denominados “escraches” -que no son otra cosa que la violencia actitudinal con un nombre suavecito- el camino de la cultura y la libertad de expresión pareciera cada vez más angosto.

A la presentación de un libro en la feria se puede ingresar sin invitación, por interés propio, así que nadie obliga a nadie a entrar, como tampoco se obliga a comprar un libro, una revista o un diario en particular. Las expresiones que allí se ponen de manifiesto, son las del escritor, porque así se establece. No es el momento para repudiar. Es un lugar que para la cultura en general es sagrado, porque es un encuentro anual reconocido mundialmente. No obstante y atendiendo a los casos particulares ocurridos cabe el siguiente análisis.

En el caso de la señora Hilda Molina, quien ha seguido su historia, bien sabe que es un clásico y aberrante suceso de detenida política, otra persona más que en su momento participó de una revolución que creía con un destino en su país y que se desvirtuó generando una dictadura sin libertad de expresión, sin libertad. Para hablar de lo que ocurre en Cuba es siempre necesario escuchar a los cubanos, y ella es cubana, no se puede opinar sin vivir la situación.

El otro caso, el del libro de Gustavo Noriega, ex empleado del INDEC, es otro ejemplo “mi verdad es la única”, buscando impedir que se puedan escuchar otras campanas, campanas que suenan tocadas desde adentro porque esta persona fue trabajadora de ese instituto durante muchos años, entonces no son campanas que se golpean desde afuera, es en definitiva parte de la libertad de expresión, léelo si querés, nadie te obliga.

En ningún caso se válida la agresión como forma de defensa de opiniones, en ningún caso se valida la agresión para nada, esperemos que esos encuentros tan esperados como disparadores de cultura como lo es la Feria del Libro vuelva a ser  lo que siempre fue, un lugar adonde puede ir todo el mundo y ver lo que cada uno quiera, tranquilo.

 

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