COMO HABLAR BIEN DE VINOS y SOBRE VINOS

Por Redacción Pilar a Diario 27 de septiembre de 2016 - 13:59

Conocer y enjuiciar un vino es un arte que muy pocos llegan a dominar, para eso los cursos de catas, degustación de vinos, tán de boga y moda en estos: nuestros días. Para aprender sobre el color, aroma, y el sabor hay que tomar vinos, y probar y probar, pero siempre es bueno seguir las direcciones de un especialista.

 

Y para poder entender la descripción de un vino, que tiene una amplia y variada terminología, vean aquí algunos de los significados de algunos de los adjetivos que se escuchan habitualmente en una cata:

 

Abocado o embocado: Vino que sin llegar a ser dulce ofrece sensaciones azucaradas. 

Acerado: Matiz en la coloración de los vinos blancos jóvenes y pálidos que recuerda el brillo del acero.

Afrutado: Expresión incorrecta muy usada para describir un vino delicado que evoca diferentes aromas vegetales, como el olor propio de la uva usada en su elaboración o el de otra fruta. El término correcto es frutal. 

Agresivo: Vino con aroma y sabor penetrantes y desagradables. Suele ser ácido y astringente. 


Astringente: Se dice de los vinos que, debido a los taninos, producen una sensación de estrechamiento que se aprecia en los tejidos de la boca.

Alegre: Vino ligero, fresco, fácil de tomar y con buen paso de boca. Ausencia total de complejidades aromáticas. 

Áspero: Vino astringente en exceso, debido a la abundancia de taninos o de componentes herbáceos procedentes del raspón, las pepitas o los hollejos del prensado.

Balsámico: Se aplica a vinos de gran crianza y es una sensación que forma parte de su bouquet. Se trata de aromas penetrantes que dan sensación de frescura y matices mentolados. Brillante. Vino que al trasluz se ve completamente transparente y sin impurezas.

Carnoso: Se dice del vino con cuerpo y bien conjuntado que produce un rica impresión física a su paso por la boca.


Crudo o tierno: Vino joven y sin terminar.

Débil o corto: Se aplica al caldo con caracteres pocos pronunciados.

Decrépito: Vino desequilibrado por completo debido al exceso de edad.

Elegante: Vino equilibrado que produce sensaciones sugerentes en nariz y boca.

Espeso: Vino con mucho cuerpo y densidad.

 

 

 

Fresco: Vino con una acidez adecuada para su tipo. Se aplica a los jóvenes de calidad.

Hueco: Se dice de los caldos que decepcionan en todo el recorrido de la boca, debido a sus muchas carencias.

Lleno: Vino de amplios sabores que colma el paladar.

Morapio: Vino tinto de color intenso y tonos apagados por su poca acidez.

Pastoso: Hace referencia a vinos blancos y cavas demasiado densos en la boca y ricos en azúcar.


Perfumado: Vino con intensos aromas.

Picado: Vino con síntomas de avinagramiento.


Terpénico: Vino con aromas densos e intensos originados por los aceites esenciales que contiene. 

Untuoso: Caldo oleoso que se adhiere en la copa y que en la boca se muestra suave.

Vigoroso: Es un vino que provoca sensaciones potentes en la boca. Resulta sabroso, con cuerpo y con una acidez y nivel de taninos y alcohol bien conjuntados.

 

Seguí leyendo

Dejá tu comentario

Te Puede Interesar