El cómo se coloca el papel higiénico en el baño es uno de los debates domésticos más longevos que existen: ¿Por encima o por debajo del rollo? ¿Con la tira de papel mirando hacia el inodoro o al revés? A pesar de que cada maestro tiene su libro y que cada cual, al final, utiliza el método que prefiere, lo cierto es que existe un patentado de hace más de 130 años podría zanjar por fin esta cuestión.
LA FORMA CORRECTA DE COLGAR EL PAPEL HIGIÉNICO
La historia del papel higiénico tal y como lo conocemos se remonta al siglo XIX. Aunque el uso de materiales para la higiene personal existía desde tiempos antiguos (se usaban desde hojas hasta trapos, pasando por piedras o agua) no fue hasta finales del 1800 cuando surgió el papel higiénico en rollo, con hojas preperforadas para facilitar su uso. Fue una idea revolucionaria en términos de comodidad e higiene.
Detrás de esta invención estaba Seth Wheeler, un empresario estadounidense que no sólo patentó el concepto del papel higiénico perforado, sino también el soporte que lo sostenía. En 1891, la patente 465.588, concedida a Seth Wheeler en Albany (Nueva York), recoge una serie de mejoras aplicadas a los rollos de papel higiénico de la época con el objetivo de facilitar un desprendimiento limpio de cada hoja, evitando que se rompan las adyacentes. El documento incluía un diagrama específico en el que se ilustraba claramente cómo había que colocar el rollo. La imagen no dejaba lugar a dudas: el extremo libre del papel colgaba hacia adelante, por encima del rollo, no pegado a la pared.
La patente 465.588, concedida a Seth Wheeler en Albany (Nueva York) el 22 de diciembre de 1891, recoge una serie de mejoras aplicadas a los rollos de papel higiénico de la época con el objetivo de facilitar un desprendimiento limpio de cada hoja, evitando que se rompan las adyacentes. El documento incluye una única ilustración técnica que muestra con claridad cómo debía colocarse el rollo: colgando por encima, con la hoja más externa alejada de la pared.
Lejos de ser un simple detalle visual, esta disposición respondía a una lógica técnica muy precisa. El diseño de Wheeler incorporaba incisiones laterales que partían desde los bordes de cada hoja hacia el centro, sin llegar a unirse, y terminaban en un corte angular en forma de “V”.
Esta estructura permitía que las hojas se separaran fácilmente con un tirón, sin riesgo de desgarros accidentales.
Además, los cortes curvos y serrados facilitaban localizar el extremo del rollo y evitaban que se arrancaran varias hojas a la vez, algo frecuente con los diseños anteriores. Por todo eso, la posición del papel colgando por delante no era casual: era parte esencial de un sistema pensado para un uso más cómodo y eficiente.
Aunque la existencia de esta patente fue conocida durante décadas, volvió a cobrar importancia en 2015, cuando el escritor Owen Williams la compartió en redes sociales tras encontrarla en los archivos de Google Patents. Desde entonces, esa imagen se ha convertido en el mejor argumento para poner fin el debate. Si el propio inventor lo explicó así, ¿quiénes somos nosotros para contradecirlo?
Más allá de lo que indique un dibujo técnico de hace más de 130 años, existen una serie razones que apoyan esa forma de colgar el papel. Según numerosos expertos en higiene y salud pública, dejar que el papel cuelgue por delante es más conveniente por varias razones:
- En primer lugar, resulta mucho más accesible. Al tener la hoja libre por delante, es más fácil localizar el extremo del papel, tirar de él y cortarlo con una sola mano. No es necesario tantear ni girar el rollo varias veces para encontrar la punta, algo que suele ocurrir cuando se coloca con la hoja pegada a la pared.
- Además, esta disposición evita que las manos entren en contacto con la superficie de la pared. Los baños son espacios que, aunque parezca que están limpios, pueden esconder múltiples amenazas invisibles. Algunos de los microorganismosmás comunes que se pueden encontrar incluyen estreptococos, estafilococos, la famosa Escherichia coli (E. coli), e incluso virus respiratorios como el del resfriado común. Estos agentes patógenos se pueden instalar en superficies como el lavabo, el pomo de la puerta, el grifo o, claro está, la pared junto al portarrollos.
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El gráfico de la patente de 1891. (Noticias Argentinas).
UN INVENTO MEJORADO QUE SE CONVIRTIÓ EN ICONO CULTURAL
Aunque Seth Wheeler no fue el inventor del papel higiénico como tal, sí fue uno de los principales responsables de perfeccionar su presentación en rollo.
Antes de sus patentes, el papel higiénico se comercializaba en hojas sueltas, como las que introdujo Joseph Gayetty en 1857. No fue hasta 1890 cuando la Scott Paper Company popularizó el formato en rollo, pero las aportaciones técnicas de Wheeler, como las incisiones que facilitaban la separación de las hojas, resultaron fundamentales para mejorar la experiencia de uso y sentar las bases del producto tal y como lo conocemos hoy.
La imagen de la patente de 1891 es un icono en internet cada vez que resurge la polémica. Para muchos, el dibujo técnico de Wheeler representa la prueba definitiva de cómo debe colocarse el papel. Sin embargo, otros defienden que la decisión final sigue siendo una cuestión de preferencias personales.
¿LO SABÍAS?
SIN VUELTAS: ¡ASI HAY QUE COLGAR EL PAPEL HIGIÉNICO!