Desde hace décadas, los científicos han advertido sobre el impacto del aumento del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. Sin embargo, el 7 de marzo de 2025 se cruzó un umbral que refuerza la urgencia de tomar medidas. El Observatorio de Mauna Loa, en Hawái, registró 430,6 partes por millón (ppm), la cifra más alta en al menos tres millones de años en la historia de la humanidad. Este dato no solo confirma la aceleración del calentamiento global, sino que también pone en evidencia que el tiempo para actuar se está agotando.
Aunque hoy mismo se dejaran de quemar combustibles fósiles, décadas y décadas de expulsar masivamente gases de efecto invernadero procedentes del carbón, petróleo y gas harían que la temperatura global del planeta siguiera subiendo. Esto se debe a la concentración de dióxido de carbono (gas responsable de un 64% del calentamiento global) que hay en la atmósfera, un valor que no ha dejado de subir desde la revolución industrial y que va a la par con el aumento de la temperatura.
El Observatorio de Mauna Loa, dependiente en última instancia de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) –organismo que está desmantelando la administración Trump–, es la estación de medición de CO2 más antigua en funcionamiento, por lo que es la referencia mundial en este campo.
Históricamente las concentraciones de CO2 han fluctuado. (NASA)..png
Históricamente las concentraciones de CO2 han fluctuado. (NASA).
EL UMBRAL DE SEGURIDAD YA QUEDÓ ATRÁS
Los científicos han establecido que una concentración de 350 ppm es el límite seguro para evitar efectos climáticos irreversibles. Este umbral se superó en 1989, lo cual implica que los gases atrapan más la radiación solar, causando un rápido calentamiento global, y, localmente, un aumento de eventos extremos, tales como inundaciones, huracanes, sequías y precipitaciones intensas, entre otros.
Además, el deshielo del Ártico, la perdida de glaciales en los Andes, y el derretimiento de glaciares en la Antártida nos confirman que ya hemos sobrepasado el límite de seguridad, y que, a no ser que seamos capaces de volver a estar rápidamente por debajo de 350 ppm durante este siglo, corremos el riesgo de desatar un descontrol climático de consecuencias irreversibles.
Estos cambios no solo afectan a la biodiversidad, sino que también ponen en riesgo la seguridad alimentaria y la estabilidad económica de muchas regiones.
A lo largo de milenios, los niveles de CO2 en la atmósfera se han mantenido relativamente estables. En el año 0 de nuestra era, la concentración rondaba las 280 ppm, una cifra que se mantuvo prácticamente sin cambios hasta bien entrada la Revolución Industrial. En 1911, por primera vez en miles de años, se superaron las 300 ppm. En 1958, cuando el científico Charles David Keeling comenzó las mediciones sistemáticas en Mauna Loa, el nivel había subido a 315 ppm. Desde entonces, el crecimiento ha sido constante y acelerado, hasta alcanzar las 430 ppm en 2025.
La terrible inundación en Bahía Blanca. (cnnespanol.cnn.com)..png
La terrible inundación en Bahía Blanca. (cnnespanol.cnn.com).
NUEVA SEÑAL DE ALARMA
Superar las 430 ppm es una advertencia clara de que el cambio climático sigue avanzando sin control. De no reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de forma inmediata, en pocas décadas podríamos llegar a 500 ppm, un escenario que provocaría cambios aún más drásticos en los ecosistemas y en la vida humana.
Es crucial que se tomen medidas inmediatas y efectivas para reducir las emisiones de CO2 y mitigar los impactos del cambio climático, a fin de preservar el planeta para las generaciones futuras.
¿LO SABÍAS?
¡PARA REFLEXIONAR!