Un breve contacto con la naturaleza – tan solo 15 minutos- genera un impacto positivo y medible en la salud mental, reduciendo el estrés incluso en entornos urbanos. Así lo demuestra un nuevo estudio internacional publicado en la revista Nature Cities, que analizó a casi seis mil personas en distintas ciudades del mundo.
La investigación, desarrollada por equipos científicos de Estados Unidos, Países Bajos, Alemania y China, confirma que los espacios verdes –como parques, plazas y jardines- no solo embellecen las ciudades, sino que actúan como aliados clave para reducir el estrés, disminuir los pensamientos negativos y mejorar el bienestar emocional.
Los investigadores destacan que incluso exposiciones breves, menores a 15 minutos, ya producen beneficios psicológicos significativos, lo que posiciona a la “naturaleza urbana” como un recurso estratégico para la salud pública y la sostenibilidad.
No todos los espacios verdes influyen de la misma manera. (C5N)
No todos los espacios verdes influyen de la misma manera. (C5N)
LA CIENCIA DETRÁS DEL EFECTO DE LOS ESPACIOS VERDES
El trabajo fue liderado por la Universidad de Leiden (Países Bajos) y la Universidad de Stanford (Estados Unidos), con la participación de expertos de Harvard y la Universidad Estatal de Michigan. El análisis combino ensayos clínicos controlados y evaluaciones de bienestar antes y después de la exposición a entornos naturales.
Los resultados indican que todos los tipos de contacto con la naturaleza generan mejoras, pero no todos los espacios verdes influyen de la misma manera. Por ejemplo, los bosques urbanos tienen un impacto notable sobre síntomas de ansiedad y depresión, mientras que otras áreas verdes tienden a aumentar la energía y la capacidad de atención.
Esta distinción, subrayan los investigadores, refuerza la idea de que el tipo de espacio natural también importa, y que el bienestar emocional no se limita a la ausencia de trastornos, sino que implica sentirse con más vitalidad y alerta.
El análisis incluyó participantes de diferentes edades y entornos urbanos. Uno de los hallazgos más relevantes es que los beneficios psicológicos son más marcados en personas menores de 25 años, grupo etario en el que suelen emerger los primeros problemas de salud mental.
Asimismo, se evaluaron tanto actividades activas –como caminar o hacer ejercicio- como pasivos, como sentarse o descansar en un parque. Curiosamente, el simple hecho de estar en contacto con la naturaleza, aunque sea sin moverse, tuvo mayor efecto en reducir síntomas negativos que la actividad física por sí sola, aunque ambas aportan beneficios.
Los beneficios son más marcados en personas menores de 25 años. (Freepik).
Los beneficios son más marcados en personas menores de 25 años. (Freepik).
UN RECURSO CLAVE PARA CIUDADES MÁS SALUDABLES
Anne Guerry, directora y autora principal del estudio, explicó que esta investigación llena un vacío importante: aunque ya se conocía el vínculo entra naturaleza y bienestar, no se comprendía a fondo cómo o por qué diferentes entornos naturales influían de forma distinta. Tampoco exploraban con suficiente claridad cómo la exposición a la naturaleza podía causar tales efectos.
Los resultados de este estudio son relevantes para la Argentina, que cuenta con más del 90% de su población viviendo en ámbitos urbanos. En muchos casos la urbanización avanza con escasa regulación. Esto se manifiesta muchas veces en falta de infraestructura verde de calidad para quienes habitan esos espacios.
Para eso, se necesitan políticas públicas que reconozcan las especificidades de cada lugar, la historia ambiental y, por supuesto, la participación de quienes viven ahí.
Los espacios verdes en el desarrollo urbano son esenciales. (La Vanguardia).
Los espacios verdes en el desarrollo urbano son esenciales. (La Vanguardia).
RECOMENDACIONES PARA CIUDADES SALUDABLES
La investigación publicada en Nature Cities destaca la utilidad de incluir más espacios verdes en el desarrollo urbano. Recomienda proteger bosques y parques grandes.
Sin embargo, también propone sumar “parques de bolsillo”, es decir, pequeños rincones verdes con árboles y plantas en cada barrio.
Plantar más árboles en las calles transforma el paisaje y multiplica las oportunidades de encuentro con la naturaleza en medio del ritmo de la ciudad.
Tras hacer el estudio, los investigadores mencionaron modificaciones sencillas y económicas:
- Sumar ventanas con vista a zonas verdes.
- Crear espacios tranquilos con plantas marca una diferencia.
- Proponen programas sencillos, como meditaciones guiadas al aire libre, para fomentar el uso de los espacios naturales.
- El acceso fácil y diario a vegetación real se vuelve así una herramienta sencilla para mejorar la salud mental de muchos.
Otro punto a favor de los espacios verdes es su capacidad para bajar la temperatura y capturar carbono, lo que también protege la salud física y ayuda al ambiente.
Así, la inversión en naturaleza urbana termina siendo una acción doblemente buena para las ciudades.
¿LO SABÍAS?
¡A DISFRUTAR DE LA NATURALEZA URBANA!