Aniversario

Cuando Lorenzo López se convirtió en héroe

El 1º de agosto de 1806, quien fuera alcalde y vecino destacado de Pilar salvó a Juan Martín de Pueyrredón en la batalla de Perdriel, durante la primera invasión inglesa.
Por Redacción Pilar a Diario 1 de agosto de 2022 - 14:06

Extraído de "Pilar, un libro de historias" (2021), de Sergio Abrate y Alejandro Lafourcade

 

Para muchos de nosotros, las invasiones inglesas y la posterior Reconquista de Buenos Aires representan uno de los primeros recuerdos de un hecho histórico en nuestra escuela primaria, con todo aquel relato del agua, el aceite y las piedras cayendo desde de los techos sobre el invasor.

Pero aquel acontecimiento de 1806 que nos narraban con épica y que culminó el 12 de agosto de ese año, se había puesto en marcha unas semanas antes y tuvo a un hombre de Pilar como protagonista central.

Lorenzo López Camelo, por entonces alcalde de Pilar, se convirtió en héroe por su actuación crucial en el combate de la chacra Perdriel, cercana a Villa Ballester, en el marco de aquel primer intento de ocupación inglés.

Aquel poderoso hacendado integró la tropa que combatió contra parte de un regimiento comandado por William Carr Beresford, salvándole la vida a Juan Martín de Pueyrredón luego de que éste fuera derribado de su caballo. Si bien al final fue derrota militar, habría un desquite tres días más tarde con el apoyo de las fuerzas de Santiago de Liniers, con López también como protagonista, dando un paso más para la expulsión de los invasores, que se concretaría pocos días más tarde. Por esa acción, Lorenzo López fue condecorado con una medalla de oro. Conocida como el “Escudo de Perdriel”, le fue entregada en una ceremonia especial realizada en la sede del Cabildo, el 23 de diciembre de 1806.

El historiador Aldo Abel Beliera, entre otros hechos y personajes de la historia de Pilar, realizó un minucioso estudio sobre la vida de Lorenzo López Camelo. Incluso se encargó de aclarar un error en el que durante años cayeron otros historiadores, confundiendo a nuestro héroe con otros homónimos. 

Volviendo a los hechos de 1806, hay que decir que al momento del combate de Perdriel, López era un hacendado de 36 años, alcalde de la Santa Hermandad de Pilar, lo que hoy sería un intendente.

Aquella jornada, el invasor extranjero atacó con el Regimiento 71, llamado Real Escocés, compuesto por 670 soldados elegantemente vestidos para el combate, que llegaban invictos a Buenos Aires, con victorias militares en la India, la actual Israel y Sicilia.

Mientras tanto, Pueyrredón había reunido a un millar de paisanos provenientes de Pilar, San Isidro, Morón y Luján que estaban a su disposición. Sin embargo, fue poco previsor y los británicos no dudaron en cargar con infantería y fuego vivo de cañones.
Sólo un puñado de paisanos y alcaldes se animaron a hacer frente a la situación, con López entre ellos, respondiendo por la retaguardia británica con una carga de artillería. Beliera rescata el relato del historiador Hialmar Gammalson: “En pleno fragor de la lucha, una bala de cañón destroza su caballo (el de Pueyrredón), cayendo al piso y quedando a merced de los ingleses que lo rodean amenazantes. Cuando éstos creen ya cierta su presa, Lorenzo López atropella cuanto encuentra a su paso llegando hasta su jefe, quien de un ágil salto se sienta en la grupa y parten al galope para asombro de sus adversarios”.

A pesar del acto heroico de Lorenzo López, los ingleses ganaron el combate en menos de media hora, pero a los tres días habría respuesta criolla, cuando Pueyrredón y los dispersos de Perdriel se reunieron con las tropas de Santiago de Liniers, que desembarcaban en Tigre.

Con una mayor organización, en poco más de una semana de combate se logró expulsar a los ingleses, que reincidirían al año siguiente con similar resultado: el de la frustración.

En aquellas jornadas de 1806, Lorenzo López integró el grupo que ingresó triunfante a Buenos aires, cabalgando como parte de la caballería voluntaria al mando de Pueyrredón, que le debió su vida al prócer pilarense.

Lorenzo López nació el 17 de agosto de 1770 y fue hijo de Juan López Camelo y Joaquina Illescas. Su familia tenía raigambre en Pilar, pero a los 4 años quedó huérfano y fue criado en Buenos Aires por su tío Gregorio Tagle. En su juventud regresó al pueblo de sus antepasados, donde otro tío –Luis Tagle- era el cura vicario.

En enero de 1806 fue designado alcalde de Pilar. A su vez, durante los primeros gobiernos patrios ocupó cargos administrativos, dedicándose a las explotaciones rurales.

Varios años más tarde, el 11 de enero de 1822, encabezó un pedido de vecinos de Pilar ante el Ministerio de Hacienda para que llegaran fondos que permitieran trasladar la iglesia de Pilar a un terreno menos inundable, llevándose así el templo a su ubicación actual.

En este sentido, López aportó 1.000 pesos de su propio peculio, más allá de los 10.000 pesos fuertes que se pidieron al Estado nacional. Entre 1825 y 1830 donó los terrenos circundantes a la actual iglesia Nuestra Señora del Pilar, parcela que constaba de 6 manzanas de frente por 9 de fondo. Asimismo, entregó todas las herramientas y materiales adquiridos para la construcción del edificio.

En su investigación, Beliera también destaca que en 1806 se desempeñó con éxito y logrando fama de “insobornable” como administrador del Abasto Público de Ganados del Corral de Santo Domingo, algo así como el matadero porteño. 

A su vez se involucró en la causa de Mayo que culminó en 1810 participando de varias reuniones secretas con personajes que, como él, apoyaron la idea de la independencia.

Por sus “méritos y servicios”, el 14 de septiembre de 1810, la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata, le confiere el cargo militar de “Capitán del Ejército”.

La Gaceta de Buenos Aires lo menciona como donante de 50 equinos para el Regimiento de Granaderos a Caballo de José de San Martín, fondos y 100 cabezas de ganado a la escuadra de Guillermo Brown, como así también 12 pesos destinados a la biblioteca pública establecida, hoy Biblioteca Nacional. Formó parte del Tribunal de Libertad de Imprenta durante el gobierno de Manuel Dorrego y fue cercano a Juan Manuel de Rosas, a quien conocía por las actividades ganaderas que tenían en común.

López murió el 23 de julio de 1836, a los 60 años, en su casa de la calle Victoria 152 (hoy Hipólito Yrigoyen) en la Ciudad de Buenos Aires y fue enterrado en el cementerio de la Recoleta. Eso sí, en su testamento dejó bien en claro que “los tirantes, alfajías y demás maderas que se hallan en mi casa cochera, como todos los útiles de albañilería con que se trabajó la iglesia nueva del Pilar y que están en la casa de dicho pueblo, comprada también para la iglesia, son pertenecientes a la fábrica de ésta, porque he comprado todo con este fin como fundador de dicho templo”.

Como se verá, Don Lorenzo tuvo una vida intensa y su aporte a la causa nacional y pilarense es bastante elocuente. Su nombre ha quedado perpetuado en un mármol colocado en la fachada de la iglesia Nuestra Señora del Pilar. Lo homenajea la calle que pasa frente al templo y termina en nuestro cementerio. La Escuela Nº26, el Museo Municipal y el Salón del Honorable Concejo Deliberante también llevan su nombre. Tal vez, el más justo homenaje para su figura no siempre debidamente rescatada sería que sus restos reposen en forma definitiva en nuestra iglesia.

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