El Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda se realiza cada diez años por mandato constitucional. La última edición tuvo lugar en el año 2010, y si bien la siguiente debería haber ocurrido en el 2020, fue pospuesta hasta el día de hoy por la pandemia del COVID-19. A diferencia de 2010, este año hay un cuestionario único para la población en general; por primera vez, se relevan cuestiones relacionadas con la autopercepción, el autorreconocimiento étnico y las “limitaciones” de las personas.
¿Cuáles son las novedades metodológicas de este censo?
La primera novedad, y quizás una de las más significativas, es que este año el censo se realizó de forma bimodal: presencial y virtual. Esta característica no solo representa un avance tecnológico, sino que también promueve el distanciamiento social. Además, a diferencia de las ediciones anteriores, el operativo se lleva a cabo mediante un cuestionario único que incorpora varias preguntas nuevas, pero también elimina otras históricas, como la consulta por el estado civil.
Otra novedad metodológica es que cambia la forma de registrar la residencia de las personas encuestadas: pasa de ser de hecho a ser de derecho. Esto significa que las personas serán contabilizadas según su lugar de residencia habitual -donde pasan la mayor parte del tiempo durante la semana y demandan servicios, por ejemplo- y ya no en función de la vivienda en la que habían pasado la noche anterior, como se hacía hasta ahora.
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Nuevas preguntas en relación a las personas:
Autopercepción de género: Se les preguntará a todas las personas el sexo registrado al nacer y cómo se autoperciben (“mujer”, “mujer trans/travesti”, “varón”, “varón trans/masculinidad trans”, “no binario”, “otra identidad/ninguna de las anteriores”).
Este es un gran paso no sólo en materia de reconocimiento de los derechos humanos de las personas sino también en la posibilidad que genera el tener estadísticas y data respecto a las poblaciones travesti-trans-no binaries que históricamente fueron una minoría marginalizada y desatendida y sobre la cuál pesan muchas deudas vigentes por parte del Estado.
En materia de autorreconocimiento como parte de pueblos originarios, se les preguntará si se reconocen indígenas o descendientes de pueblos indígenas u originarios. En caso afirmativo, se aclarará con qué pueblo se identifican y consultará si hablan o entienden dicha lengua.
Al igual que con otras minorías, los pueblos originarios y sus descendientes fueron invisibilizados y no se tienen datos concretos sobre su distribución y permanencia en el territorio nacional.
Así mismo, todas las personas deberán responder si se reconocen afrodescendientes o de antepasados negros o africanos. En ningún lugar se le releva si el encuestado tiene ascendencia europea.
Esto se debe, como venimos mencionando, a la lucha de las agrupaciones afrodescendientes que denuncian el ocultamiento de la identidad afro por parte del discurso institucional, social y cultural de la Nación. Al incluir la pregunta sobre la autopercepción como descendiente afro, al menos de manera simbólica, se habilitan un sinfín de significantes que obligan al Estado de forma concreta a incluir a estas poblaciones al momento de generar políticas públicas.
Personas en situación de calle: Desde el Indec informaron que por primera vez en la historia este grupo será incluido en el relevamiento. Se realizará un trabajo especial con censistas y operadores sociales en 31 centros urbanos de todo el país entre el 16 y el 17 de mayo.
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¿Cuáles son los nuevos datos que aporta este censo respecto a los hogares y las viviendas?
Hogares por vivienda: Esta pregunta no existía anteriormente, ya que era el/la censista quien directamente registraba la cantidad de hogares. Pero, en esta oportunidad, resulta necesaria porque habrá hogares que completarán el Censo Digital de forma autónoma.
El concepto de “hogar” hace referencia al conjunto de personas que habitan en una misma vivienda y conforman una unidad de consumo, es decir, comparten los gastos de alimentación. Por otro lado, la vivienda es la edificación construida o adaptada para que habiten personas, de forma temporal o permanente. En una vivienda puede habitar uno o más hogares, según si comparten o no los gastos de alimentación.
Baños por hogar: Su respuesta puede ser útil para conocer la calidad de vida del hogar, principalmente cuando es numeroso. Esta pregunta solamente se realiza a aquellos hogares que previamente respondieron que tienen baño, ya sea dentro o fuera de la vivienda, pero dentro del terreno. Puede ocurrir, por ejemplo, que haya dos hogares que habitan en distintas viviendas, pero comparten el único baño disponible dentro del mismo terreno. Sin embargo, en esta edición se eliminó la pregunta que indagaba si el hogar compartía o no el baño con otro.
Documento de propiedad: Hace referencia a la tenencia de un documento que respalde dicha posesión (escritura, boleto compra-venta u otra documentación). Esta información resulta útil para conocer el grado de seguridad en la tenencia de cada hogar propietario.
Acceso a internet: introducir esta pregunta, se eliminó otra que relevaba la posesión de heladera y de teléfono de línea.
¿Cuáles son las asignaturas pendientes de este relevamiento?
Para que una vivienda sea adecuada debe cumplir con los 7 elementos que establece ONU-Hábitat:
1) seguridad en la tenencia,
2) disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura;
3) asequibilidad;
4) habitabilidad;
5) accesibilidad;
6) ubicación y
7) adecuación cultural.
La medición del déficit habitacional debería contemplar estos elementos para brindar como resultado la cantidad de hogares que no cuentan con una vivienda adecuada. Sin embargo, el INDEC no solo carece de una metodología para calcular el déficit habitacional, sino que todavía faltan datos para poder calcularlo correctamente.
Por ejemplo, el elemento de la asequibilidad busca medir la relación entre los ingresos del hogar y los gastos en los que se incurre para acceder a la vivienda. Para medirlo sería necesario indagar sobre elementos como alquiler, expensas, servicios, etc. En esta edición, al igual que en la anterior, no se pregunta por ninguna de esto, probablemente para no generar incomodidad y evitar la subdeclaración. Otra pregunta que figuraba en el censo 2010 y ya no aparece en el actual por razones similares es si las personas saben leer y escribir.
En cuanto a la accesibilidad, en la categoría “dificultades/limitaciones” se interroga si en los hogares hay personas con dificultades para caminar o subir escaleras; recordar o concentrarse; comunicarse, entender o ser entendidas por otras personas; oír, aun con el uso de audífonos; ver, aun con anteojos; y comer, bañarse o vestirse solas. Sin embargo, no hay preguntas específicas que permitan luego generar políticas públicas en una población en particular.