A poco más de dos meses del fin del ciclo lectivo, el pasado viernes, unas ocho familias cuyos hijos concurren al colegio Magno ubicado en Villa Rosa recibieron un escueto mail por parte del establecimiento en el que se les comunicaba la decisión de no renovarles las vacantes a los menores, que en todos los casos presentan alguna dificultad de aprendizaje y al menos seis de ellos una discapacidad por la que concurren con maestras integradoras.
Días después, este lunes, las autoridades recibieron a los padres que acudieron en busca de justificativos que expliquen esta decisión, teniendo en cuenta que según sus propios postulados, el Magno College (que en 2020 había sido denunciado por desafiar al aislamiento obligatorio) es un colegio bilingüe, laico e integrador. Además, varios de los alumnos afectados concurren al establecimiento desde el nivel inicial. Uno de ellos, incluso, un nene de 13 años apartado por tener diagnóstico de dislexia, forma parte de las familias fundadoras habiendo ingresado a la institución con 1 año y ocho meses.
No obstante, las respuestas vertidas por uno de los dueños del colegio, Sebastián Boix Mansilla, estuvieron lejos de conformar a los padres. Muy por el contrario, en ciertos momentos del encuentro utilizó ejemplos que resultaron insólitos e incómodos para las familias, tales como comparar el contrato pedagógico que firman los padres con una institución educativa con un contrato de alquiler. O hablar de los menores con nombre y apellido, asegurando que jamás podrán ingresar al mercado laboral.
Para graficar la unilateral e irrevocable decisión, el responsable de la institución, según el relato de los papás, lanzó la siguiente pregunta: "¿Alguna vez alquilaron una casa? Yo en este caso vendría a ser el dueño de la propiedad y decido a quién se la alquilo".
En el mismo sentido, afirmó que los niños desvinculados "bajaban la vara del resto del aula", dado que sus tiempos en el proceso de aprendizaje demoraban al resto de sus compañeros.
Incluso, de acuerdo con el relato de las familias, no tuvo reparos en personalizar ciertas situaciones con nombre y apellido, en un intento por reforzar sus argumentos, manifestando que "ningún colegio tomaría a un (nombre del alumno)...", que "...no puede estar en esta escuela porque no sabemos qué hacer con él" y que "ninguna empresa contrataría a...", situación que generó que la madre del menor se levante de la reunión entre lágrimas. El niño en cuestión padece una discapacidad del con una expectativa de vida de entre 10 y 20 años, algo que indignó aún más a los presentes.
Entre las explicaciones dadas, las autoridades informaron que desde hace cerca de un año el Magno está intentando incorporar un cambio en el modelo educativo, motivo por el cual quieren elevar los estándares de rendimiento.
Todo esto, aseguran desde el colegio, está basado en estudios que refieren que esta generación de niños será la primera con menor capacidad intelectual que sus padres. Siguiendo esta lógica, este año se dedicaron a estudiar en profundidad a los alumnos y, en consecuencia, a apartar a quienes no alcancen "la vara" deseada, alegando además que el colegio no cuenta con herramientas para ayudarlos en su proceso pedagógico.
Entendiendo que lo ocurrido configura un hecho de discriminación, los padres elevaron una presentación ante el Instituto Nacional Contra la Discriminación (INADI). Asimismo, presentaron su caso frente a la Inspección General de establecimientos privados, cuya titular se comprometió a conseguirles vacantes en otros colegios de la zona. A su vez, contaron con la solidaridad de gran parte de la comunidad educativa, incluyendo docentes.