El colapso de la salud: una odisea que no termina

Algunos medicamentos nunca llegan. Hay demoras en todo tipo de entregas. Lo sufren las personas de bajos recursos. También alcanza a obras sociales y medicina prepaga.

7 de diciembre de 2014 - 00:00

Trámites engorrosos, medicamentos que no llegan, prótesis que demoran meses y más situaciones conflictivas son las que viven a diario los miles de usuarios de programas estatales como PAMI o PROFE, e incluso de obras sociales y hasta de medicina prepaga.
Situación que se replica en el resto de la provincia, Pilar no es la excepción: gran cantidad de vecinos, muchos de ellos de bajos recursos, viven a diario una verdadera odisea.

Laberinto
Creado con el objetivo de brindar cobertura médica a personas de bajos recursos, el Programa Federal de Salud (PROFE), también llamado Incluir Salud, es desde hace años uno de los más cuestionados. En Pilar, el sistema tiene casi 5 mil afiliados que cada día experimentan diversas penurias para poder recibir los insumos necesarios.
El programa, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación y delegado en sus pares provinciales, fue puesto en marcha para brindar cobertura médica para las personas que poseen una Pensión No Contributiva (PNC), por ejemplo, discapacitados o madres de siete hijos.
“Todo aquel que no tiene obra social va a parar ahí”, graficó Rosendo Barciela, de la Defensoría del Pueblo de Pilar, donde actualmente están insistiendo en 60 casos urgentes de vecinos que necesitan paliar sus problemas de salud. “Se soluciona un caso y aparecen otros diez, constantemente aparecen”.
Las falencias son, principalmente, las demoras en entrega de medicamentos (incluso oncológicos), la autorización de recetas, escaso plantel de médicos de cabecera, reclamos por prótesis o mochilas de oxígeno y otros problemas.
“Desde PROFE nos confesaron que el presupuesto es el mismo desde hace tres años -dijo Barciela-. Cuando vamos a las reuniones, pedimos explicaciones pero llega un momento en el que ya no tienen respuestas coherentes para darnos. Entonces, ¿qué le decimos después a la gente?”. Y añadió: “Tenemos que seguir luchando, la gente no puede estar sin los medicamentos, no se le puede postergar una cirugía tres veces, tienen que tener sus prótesis… Es una vergüenza”.
Además, a pesar de la cantidad de afiliados con que cuenta, hasta 2010 el distrito no había contado nunca con una farmacia local que entregara medicamentos provistos por PROFE. Recién ese año un puñado de farmacias comenzaron a trabajar con el programa. Antes, para retirar sus medicamentos la gente tenía que viajar a lugares como Matheu, San Miguel o incluso La Plata.

Problema viejo
Históricamente, es sabido que PAMI nunca gozó de un gran prestigio entre sus afiliados, y la situación no es mejor en la actualidad. En este sentido, la vecina Mirta Fournier señaló a El Diario que “en PAMI es una vergüenza cómo se burlan de la gente mayor, ni hablar de la atención que hay, especialmente en Derqui. Es indignante”.
En tanto que Marta Rull señaló que PAMI “no existe, te morís esperando un turno para un estudio de alta complejidad, una prótesis o una cirugía”.
Desde la Defensoría confirmaron que “se da tanto en Pilar como en Derqui. Por ejemplo, en las demoras en la entrega de sillas de ruedas, a pesar de que no entregan nada demasiado sofisticado”.
Con respecto a las obras sociales, la vecina Teresa Luna calificó al servicio como “malísimo, creo que peor imposible. Dejé para que me autoricen por IOMA hace quince días, y todavía nada”. Algo similar opinó Betty Gauna: “Todas las obras sociales son un desastre, para que te atiendan por IOMA tenés que pagar la coansulta, es una vergüenza”.
Mientras mostraba la gran cantidad de expedientes que pueblan su oficina de la Defensoría, Barciela confirmó que “los casos llegan desde todos lados: obras sindicales, centros médicos, incluso de aquellas que jamás habían tenido problemas”.
Y agregó: “Empezamos el año bastante bien, pero ahora ya todo se generalizó. Además hay que estar con la ley en la mano, porque las prepagas y las obras sociales no entienden que las personas discapacitadas tienen derechos especiales. Así estamos…”.

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