Pasaba el tiempo y la esquina de Tucumán y Almafuerte seguía en pésimo estado. Hace menos de un año este medio la calificó como “la esquina de la vergüenza”; eso bastó para que en el barrio Monterrey, de Presidente Derqui, todos la ubiquen.
Pero la semana pasada el delegado municipal, Rubén Salinas, puso manos a la obra y en tres días solucionó algo que parecía casi imposible. No tanto por la envergadura de los trabajos sino porque nadie hacía lo que se debía.
La cuestionada intersección está a una cuadra de la ruta 234, y sobre el ingreso a la ciudad. En los últimos cinco años sus vecinos reclamaron y buscaron, en vano, que la reparen. Hasta que se cansaron de las postergaciones de la delegación municipal, y llegaron a romperla con maquinaria pesada para cortar el tránsito.
Recién entonces -hace tres años- el obrador municipal derquino intentó una mejora con tosca y piedras balastro donadas por el ferrocarril San Martín. Pero en escasos meses “resultó peor el remedio que la enfermedad”.
Es que los vecinos aseguraban pagar regularmente las tasas municipales e impuestos provinciales, y eso los habilitaba para el constante reclamo de mejoras. Hasta hace diez días, allí se veía un gran bache inmediato a montículos de tosca y piedra y, a escasos metros de esa trampa para automovilistas, otros dos pozos; todo se completaba con la falta de veredas, zanjas obturadas por residuos, altos pastizales y aguas servidas estancadas. Para colmo, los vecinos dijeron que “en los últimos meses todo se inunda más con una descarga líquida proveniente de la estación de servicio que está sobre la ruta 234”.
Lo concreto es que ese oscuro paisaje ya no existe más porque Salinas contó con la colaboración del subsecretario de Obras Públicas, José Kastelic, y del concejal oficialista Alberto Zapata para llegar con maquinaria pesada y material caliente, y dar por finalizado un justo reclamo vecinal.
“Con una motoniveladora primero sacamos todo el montículo de tosca y piedras balastro, luego alisamos, entoscamos y cubrimos con dos capas de asfalto, espero que los vecinos y quienes circulen con vehículo se sientan mejor con este trabajo” explicó Salinas mientras recorría el lugar y señalaba el completo zanjeo realizado en la cuadra para que las aguas de lluvia, o servidas, puedan circular.
No obstante para lograr esto último, en la mañana del lunes, otra cuadrilla estaba trabajando sobre las zanjas de Almafuerte, “porque si no las limpiamos bien y no les damos nivel de caída estamos en la misma”, señaló el funcionario.