Doscientas familias del conurbano bonaerense, que producen verduras y frutas para autoconsumo con técnicas agroecológicas, dan vida con sus excedentes a una docena de ferias de venta directa al consumidor.
Se trata de pequeños huerteros que, con capacitación y estímulo estatal, se fueron asociando para producir y vender a sus vecinos los productos que no llegan a consumir, y completar sus ingresos familiares, ya que muchos de ellos vienen de situaciones de desocupación.
Las Ferias de Agricultura Familiar, Urbana y Periurbana constituyen una experiencia de economía social y solidaria.
Funcionan con regularidad, una, dos o cuatro veces por mes, en lugares y horarios fijos, con aval de los respectivos municipios.
«Yo produzco verduras de hoja, alcauciles, melones, distintas variedades de zapallo como calabazas, anco y plomo, muy cotizado éste para los locros», contó María Albarracín, miembro de la feria de Los Polvorines, Partido de Malvinas Argentinas.
Muchos de los huerteros también ofrecen miel y productos elaborados como dulces, conservas, panificados, pero únicamente de cocina domiciliaria.
Albarracín, que nació en San Juan, también produce alcayotas, que «es una fruta parecida a la sandía, fibrosa, con la que se hace un dulce muy rico que se come con queso. Me traje las semillas de mi provincia», explicó.
La mujer tiene huerta hace unos siete u ocho años y recibió capacitación del Pro-Huerta, un programa conjunto del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y del Ministerio de Desarrollo Social que promueve la autoproducción comunitaria de alimentos con técnicas ecológicas.
«En la capacitación empezamos a conocernos con otros productores y primero llevábamos los productos al mercado de Bonpland, en el barrio porteño de Palermo, después, hace cuatro años, decidimos hacer esta feria», recordó María.
En Malvinas Argentinas, al igual que en General Rodríguez, Tigre, General Pacheco y Don Torcuato los productores aplican concienzudamente un protocolo agroecológico, bajo supervisión del INTA y con participación, según los casos, de Bromatología del Municipio o incluso la Secretaría de Agricultura Familiar.
Las otras ferias de este grupo todavía emplean técnicas tradicionales pero están en transición hacia esta forma de producir, más armónica con la naturaleza.
«Las plagas se controlan con remedios naturales. Por ejemplo, jarabe de ajo (ajo machacado, alcohol y agua) para el pulgón; ceniza o cerveza en una latita, para los caracoles. Los dulces se preparan únicamente con la fruta y azúcar», detalló la huertera de Malvinas Argentinas.
Sebastián Coll, técnico del INTA que trabaja con ese grupo de productores y con la feria de Escobar, explicó que «la idea es que vendan en el barrio los excedentes de lo que producen para consumir en familia, y esa es una de las garantías de estos productos, porque ellos venden lo mismo que comen y les dan a sus propios hijos».