Rusticucci recibe la distinción en la Sociedad Central de Arquitectos.
Los trabajos de recuperación y puesta en valor del edificio del Instituto Carlos Pellegrini, sede de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, fueron premiados en el marco del concurso organizado por el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP) y la Sociedad Central de Arquitectos (SCA).
Concretamente el proyecto recibió el “Premio Iberoamericano a la mejor intervención en obras que involucren el patrimonio edificado 2010”.
La iniciativa llevada adelante por el gobierno del intendente Humberto Zúccaro fue premiada el lunes último en la sede de la Sociedad Central de Arquitectos de la Ciudad de Buenos Aires.
El trabajo realizado por Diego Rusticucci obtuvo una mención en la categoría B1 (Recuperación y Puesta en Valor de obras de hasta 1.000 m2) en la prestigiosa distinción iberoamericana especializada en analizar las intervenciones sobre edificios y/o sitios con reconocido valor patrimonial.
Para muestra de la relevancia de las obras presentadas y distinguidas, sólo basta citar que el primer premio lo obtuvo el recientemente reinaugurado Teatro Colón.
“La importancia del laudo resulta un motivo de orgullo no sólo para la gestión municipal sino también para toda la comunidad de Pilar, que apoyó con firmeza la convicción de Zúccaro y María del Carmen Rodríguez por radicar en el distrito la universidad pública y gratuita, en un lugar inmejorable como el ex Instituto Carlos Pellegrini”, señaló Rusticucci, quien está a cargo del área de Planificación municipal.
La obra, construida por el Grupo Farallón, comenzó sus actividades en abril de este año, con el pabellón lateral derecho remozado que ofrece una capacidad espacial para 400 alumnos aproximadamente, distribuidos en cuatro aulas grandes, una mediana y una chica. Además, el pabellón cuenta con un área administrativa, locales sanitarios y servicios complementarios.
En cuanto a las premisas contempladas en el desarrollo del proyecto y ejecutadas en la obra, que fueron especialmente mencionadas por el jurado, Rusticucci expresó: “Se partió del supuesto de que la intervención sobre los elementos que forman parte de un edificio, con valores patrimoniales reconocidos, requieren de una esmerada atención y cuidado. En consecuencia se avanzó luego de un profundo diagnóstico en varias direcciones simultáneamente”.
A su vez agregó que “La conservación de los edificios se beneficia con su dedicación, respetando su carácter histórico o artístico, a un fin útil para la sociedad, lo que asegura la continuidad de su vida. Fue dentro de esos limites que se concibieron y realizaron las operaciones de recuperación, puesta en valor, restauración y reciclaje”.
El arquitecto sostuvo que cuando la incorporación de piezas nuevas fue indispensable, por causa del deterioro, destrucción o simple necesidad al nuevo uso, se procedió a respetar las características de la obra sin proscribir el estilo de ninguna época, ya que la unidad de estilo nunca es el fin a alcanzar.
“Se persiguió la diferenciación entre lo nuevo y lo antiguo y se procuró que la calidad de los elementos nuevos introducidos tuviese carácter reversible y armonizara con el conjunto edilicio y el paisaje. Se tomaron las medidas necesarias para prevenir nuevos desajustes o deterioros o el agravamiento de los existentes, al tiempo que se procuró eliminar o reducir las causas de los daños”.
Finalmente dijo: “se aseguró tanto la disponibilidad de los materiales de construcción tradicionales, como que las técnicas tradicionales siguiesen siendo aplicadas. Cuando estas últimas se revelaron inadecuadas, la consolidación se realizó apelando a técnicas contemporáneas, cuya eficacia estuviese garantizada por la experiencia”.
Pabellón central
En cuanto a los objetivos y próximos pasos que se pretenden dar en el centenario edificio se pretende recuperar el emblemático pabellón central, que sufriera un incendio en 2002 que ocasionó su destrucción parcial pero de forma sustancial.