Hecha la ley… ¿para qué?

7 de marzo de 2010 - 00:00

 

por Víctor Ejgiel

 

¡Qué sorpresas depara escuchar los discursos de la señora Presidente de nuestro país! Y encima si no querés igual la vas a escuchar porque la Cadena Nacional te lo va a introducir en tus oídos quieras o no. Pensar que en otras épocas la famosa Cadena Nacional era sólo utilizada para discursos especialísimos o comunicados a la Nación sobre temas sumamente necesarios que lleguen a todo el país.

Lo más grave es que escuchar puede generar pensar y al pensar el ser humano deja de ser un animal irracional y de costumbres para transformarse en eso que nos impone como raza superior.

Se supone que la dialéctica, la verborragia, son importantísimos en cualquier político, necesarios para hacerse entender en todos los órdenes, muchos excelentes políticos jamás han podido progresar por su falta de estos atributos, y otros no tan buenos políticos han accedido a importantes cargos por su frondosa verborragia.

Lo cierto es que todos sabemos que ellos cuentan con los famosos asesores que dan el puntapié o aplican el freno sobre cada palabra dicha o por decir y que son los filtros del pensamiento completo.

En este caso o el filtro no existe, o está roto o la estrategia asesora es la que escuchamos esta última semana en los dos o tres discursos que oímos en la bendita Cadena Nacional. Suena un poco irritante como esperando la famosa conciliación, el pedido de acuerdos, el escuchar además de hablar, aparecen los permanentes reproches desligándose de una historia de la que también han sido partícipes y no sólo mirando desde lejos sino apoyando y defendiendo otras posturas que tan mal nos han hecho.

Se habla mal de los gobiernos anteriores, sin reconocer que participaron de ellos, se habla mal del Congreso, cuando gracias a él se pudo hacer mucho de lo que han hecho hasta ahora (bien o mal), se habla mal de la Justicia, cuando los únicos capaces de mejorarla son ellos mismos, se habla mal del campo, cuando la Argentina vive de él, se habla mal de los militares, cuando sabemos que algunos cometieron crímenes atroces, pero otros dejaron su vida por defender cada rincón de nuestro suelo, nuestro padre de la patria era militar, se habla mal de todo el mundo ¿Quién es el que está haciendo bien las cosas?, el bendito consenso del que tanto se habla no es más que lo que nuestros padres nos enseñaban años atrás con el famoso ¿Por qué no hablás a ver si se solucionan las cosas? El motivo de entender y que te entiendan con el único fin de poder llegar a una conclusión donde todos ganen, en el mejor de los ejemplos de ganar.

Es verdad que esta oposición es tan dispar como ilógica, ver votando lo mismo a senadores y diputados del radicalismo, junto con los del justicialismo disidente o incluso del Proyecto Sur, suena rarísimo, lo que habría que preguntarse que cuál es la fuerza tan grande que hace que decidan lo mismo, que se sienten unificando objetivos, que claramente no son los mismos de los únicos que quedan fuera de la charla, en este caso el Frente para la Victoria. Saber tomar las decisiones adecuadas y defenderlas a ultranza es tarea de unos pocos, pero reconocer errores y pedir perdón es de los elegidos. Creo que ya es momento de dejar de lado el mensaje crudo de resistencia cuando las columnas de apoyo de las decisiones tiemblan y buscar afirmarlas con el esfuerzo de todos, de todos. No existe mejor ejemplo que el de los hermanos chilenos quienes ante tan grave situación y en el medio de un cambio de gobierno, en vez de echar culpas mutuas, se unen para trabajar en común y continuar tareas más allá de traspasos de banda. Vaya el ejemplo para muchos. Suerte hermanos chilenos.

 

 

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