Nunca supe muy bien cuál es cuál. Cuál la buena, cuál la mala. Valga mi interpretación personal. Para mí es una expresión que sintetiza a la vida misma. A veces hay temporadas en las que la balanza se empeña en inclinarse demasiado hacia lo malo y a lo bueno haya que buscarlo con lupa. En esta cuestión cada lector podrá relatar su propia experiencia, su propia balanza.
Para mí, éste, es un año jodido en cuanto a pérdidas de personas cercanas, muy queridas. Algunas son familia y otras ligadas a esos amigos tan queridos que son como familia.
Dolor, tristeza, despedidas injustas de seres amados, como Gaby la menor de mis primas, que tuvieron el mal gusto de morirse. A vos te parece Graciela Vergani…
También tocó, en este tiempo, despedir a dos imprescindibles para mi propia historia y para la de muchos, salvo deshonrosas excepciones. Norita Cortinas, Madre de Plaza de Mayo y de Mirta Baravalle, Madre y Abuela de Plaza de Mayo que seguramente y como cada jueves, estarán juntas en el cielo de los Pañuelos Blancos.
Pero como dije al principio, como la vida misma, a la vuelta de la esquina también esperan las bellas noticias. Por eso quiero compartir por aquí, desde este lugar, las buenas, la alegría del “casorio” de Caro Armoa y Juanchi Alonso. Nuera e hijo, quienes sorteando el dolor causado por algunas de esas ausencias, cometen la osadía de “poner el gancho”, en este tiempo donde pareciera que el amor está tan devaluado.
Escribo y se me escapan algunas lagrimitas, esta vez, de alegría.
Y desde acá, como no podía ser de otra manera, va un regalo poético.
No es en París, es en Baires, por eso un Cortázar de yapa, ellos bien saben por qué.
Te amo por ceja
Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz, voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y cintas que dormían en la lluvia. No quiero que tengas una forma, que seas precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones cuando se disuelven en el azúcar de la fábula, y los gestos, esa arquitectura de la nada, encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro. Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo, pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo, busco esa línea que hace temblar a un hombre en una galería de museo. Además, te quiero, y hace tiempo y frío.