Hace ya 15 años que vivo donde vivo. Calle Lauría, entre Moreno y Gamboa. Me gustan los barrios abiertos de Pilar, esos que se yerguen en los alrededores de plaza central. Me gusta que sigan teniendo ese aire a pueblo, donde los vecinos se conocen, donde todo se mide entre la distancia que se está de la 12 de Octubre o la estación de trenes o lo más común de escuchar aún: “es ahí... al lado de la casa de Fulanito”. Todas y cada una de esas cuadras tienen sus íconos, sus historias, sus viviendas y árboles añosos, aunque el ¿progreso? y la falta de una legislación que proteja las viejas construcciones hayan hecho desastre con la historia local. Por eso desde que me mudé a Pilar a fines de 1987, y habiendo cambiado varias locaciones, siempre quise conocer las historias barriales y sus personajes. Pero es el cuento de nunca acabar...
Cuando llegué a esta cuadra, conversando con una vecina, me cuenta que en la mitad de cuadra de la misma vereda, tenía su casa de fin de semana, un juez de la Nación. Y no cualquier juez sino uno que se hizo muy conocido por haber sido designado para investigar la profanación de la bóveda del tres veces Presidente de la Nación, Juan Domingo Perón y el robo de sus manos, ocurrido el 29 de junio de 1987. En medio de una investigación muy extraña el magistrado Dr. Jaime Far Suau, así se llamaba, sufre un accidente en el que él y su pareja de entonces mueren, convirtiéndose en los terceros y cuartos fallecidos que sabían y mucho del tema. Los otros eran el sereno de la Chacarita la noche en que ocurrió el hecho, y una militante que cada día llevaba flores al General y que sabía muchos secretos del sepulcro. En tanto el ministro del Interior de entonces, vaya a saber los motivos, le había sugerido al juez cerrar la causa... Vaya a saber. Pero esa es otra historia. Acá solamente se trata de conocer un poco del lugar donde vivo. ¿Algún vecino sabe algo más de don Jaime, recuerda haberlo cruzado? Hoy sólo queda el terreno donde funciona el estacionamiento de los profesionales del hospital y los restos de una vieja parrilla al fondo. Curiosidades pilarenses nomás. ¿Lo sabías?