Literatura

Soy Mano: La canción no morirá

por Víctor Koprivsek

5 de octubre de 2024 - 11:17

Integrada por Pedro Gómez Gagliano en batería, Lorenzo Arias en guitarra y voz, Leo Fleita en voz, Nahuel Gil Coronel en guitarra, Saimon Gómez Gagliano en bajo, y la reciente incorporación de Francisco “Pane” Maris en teclados; la banda tomó su nombre de la mítica canción Bubulina de La Máquina de Hacer Pájaros (banda liderada por el gran Charly García), “claro guiño a la herencia del rock argentino de los 70, pero con una vuelta de tuerca moderna y fresca”, contó Sebastián Gómez, productor y músico que acompaña a los chicos en esta aventura deslumbrante.

Y digo deslumbrante porque los muchachos de Bubulina, ganaron el Pilar Rock 2024 y se trajeron la Medalla de Oro de los Juegos Bonaerenses de la Provincia de Buenos Aires.

Cosas del barrio expresar con música lo que atesora el corazón.

Otros que saben de eso son los amigos de Aspirina para Mirta. Con más de veinte años en el camino del rock and roll, Coco y su pandilla celebran el próximo 16 de noviembre un nuevo cumpleaños en Derqui ¿dónde sino?

El show está programado para hacer sonar el primer acorde a las cero horas, en el barcito Que sea rock, Av. de Mayo y Toro.

A las 0 hs. dicen que es ese momento donde las calabazas se convierten en carrozas y la noche derquina se llena de estrellas si hay música.

Estrellas que titilan como luciérnagas alrededor de la pálida luna que contempla en soledad las almas errantes que vuelven chocándose los cordones con las guitarras al hombro y los sueños danzantes.

Debo decir además que la Fiesta de Santa Cecilia, bien parida por el maestro Ramón Núñez, guitarrista derquino de pura cepa (nos honra la gente mayor que resiste su vocación hasta el fin de los días, como don Ramón y don Cutrera); ya se está preparando con energía renovada para noviembre.

Y en el Club Unión, su primer amor, ahí donde nació hace como quince años esta celebración de la música folclórica que bien plantada está en los confines de cada barrio cuando por las mañanas de los domingos disputa aire y decibeles con las cumbias clásicas.

Chamamés, chacareras, gatos y zambas andan cabeza a cabeza saliendo de las ventanas de las casas donde las provincias no se olvidan ni las nostalgias.

Porque Derqui no es solo poesía, ni caos de autos, colectivos, camiones de gaseosas en doble fila, bicicletas y caballos.

Hay vida entre quienes eligen parir canciones, cantar a viva voz eso que no fue, eso que se resigna, eso que se busca como un tesoro inalcanzable.

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