Literatura

Soy Mano: Envejecer

Por Graciela Labale

16 de agosto de 2024 - 11:17

Me pongo a escribir, a contrapelo de cómo me siento, porque estoy convencida que volcar en palabras los sentires, ayuda a sanar. Y lo hago porque no sé para dónde arrancar. Disculpen lo autorreferencial de esta columna hoy, pero acabo de recibir una tristísima noticia. Falleció, súbitamente, mi prima Gaby Franco, la menor de todas, un sacudón horrible que me llena de dolor y angustia. Justo sucedió en un momento de mi vida en el que estoy reflexionando mucho sobre el paso de los años (y que en buena hora que pasan porque es señal de que estamos vivos), el envejecer, las pérdidas de seres queridos y de las horas que a veces desaprovechamos en cuestiones o personas que no lo valen. Estoy pasando por un período, en el que voy poniendo en valor cada momento que vivo y con quién lo vivo, cada paso que doy y con quién lo doy. A quiénes quiero a mi lado y a quiénes ya no. Con quién decido compartir mis emociones y con quiénes no, y hasta con quiénes compartir el día a día, que por momentos se torna tan duro, como el de hoy.

Vengo pensando mucho en esto de cómo se amplió la expectativa de vida de nosotros, los viejos y las viejas. Y también sobre qué poco se piensa en el cómo se atraviesa, sobre todo anímica y socialmente, esta etapa. Qué incentivo hay para despertarse cada mañana, qué proyecto por pequeño que sea, puede sostenerse en lo cotidiano, como para no arrumbarse en un rincón.

A esta reflexión a corazón abierto, le sumo un texto simple que leí en las redes en estos días, no todo es basura lo que circula por ahí.

“No es fácil envejecer

te tienes que acostumbrar

a caminar más despacio,

a despedirte de quien eras

y saludar a quien te has convertido.

Es difícil esto de cumplir años,

hay que saber aceptar tu nuevo rostro

y pasear con orgullo tu nuevo cuerpo

y desprenderse de vergüenzas,

de perjuicios y del miedo que dan los años,

y dejar que pase lo que tenga que pasar,

y dejar que se vaya quien se tenga que ir

y dejar que se quede el que se quiera quedar

No, no es fácil esto de hacerse viejo,

hay que aprender a caminar solo,

a despertar solo

y a que no te atrape cada mañana

el tipo que ves frente al espejo,

y aceptar que todo se acaba

y la vida también,

y saber despedirse de los que se van

y recordar a los que ya se fueron

y llorar hasta vaciarse

hasta secarse por dentro,

para que crezcan nuevas sonrisas

otras ilusiones y nuevos anhelos.”

Alejandro Jodorowsky.

Seguí leyendo

Dejá tu comentario

Te Puede Interesar