Desde hace pocas semanas el kilómetro 50 tiene un nuevo lugar especializado en la práctica del yoga: Hala Yoga. Nace de la mano de Camila Sanchez, una emprendedora pilarense que dejó el trabajo en un banco multinacional para dedicarse a su pasión: la enseñanza del yoga. La profesora cuenta a pilaradiario.com cómo fue ese proceso y cómo vive la práctica en su estudio.
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Camila Sanchez, la fundadora del espacio, cuenta a pilaradiario.com cómo pasó de trabajar para un banco a ser una emprendedora dedicada a su pasión: la enseñanda del yoga.
¿Cómo comenzó tu camino con el Yoga?
—Empecé como prácticamente de yoga hace unos 6 años y durante la pandemia tomé clases online para después hacer prácticas presenciales. Luego inicié el profesorado, para perfeccionar mis propias prácticas y mi técnica personal. En ese momento trabajaba en un banco en relación de dependencia y terminando una carrera en comercialización, en la Universidad del Salvador. Pero cuando empecé el profesorado descubrí que esa era mi verdadera pasión. Entendí que mi vida no era trabajar en un banco y que el marketing, de última, lo podía usar para potenciar esto pero que lo mío era transmitir lo que a mí me había generado el yoga. De a poco empecé a dar más clases. Mientras tanto me recibí del profesorado y también de la licenciatura y en noviembre del año pasado me fui del banco con la premisa de expandir mi pasión.
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Camila Sanchez, la fundadora del espacio, cuenta a pilaradiario.com cómo pasó de trabajar para un banco a ser una emprendedora dedicada a su pasión: la enseñanza del yoga.
¿Cuáles son los estilos que se ensañan en Hala Yoga?
—Los estilos que se dan son Hatha Yoga y Vinyasa Yoga. El primero es más tranquilo, más sueve, se permanece más tiempo en cada postura con más respiraciones y se siente más el trabajo muscular y la fuerza que se hace. No hay tanto dinamismo pero es un poco más intensa. El segundo es más dinámico porque las posturas se enlazan entre sí, se busca que haya una fluidez entre postura a postura y es un poco más desafiante en ese sentido, se trabaja el movimiento.
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¿De dónde viene el nombre del estudio?
—El estudio se llama Hala yoga, que es un nombre en honor a mi abuela. Cuando era chica en mis tiempos libres me cuidaba mi abuela, Leonor, que era española. Hasta su último día ella hablaba con los modismos de España y una palabra que usaba mucho era el "hala, hala" que es como decir "dale". El año pasado tuve la oportunidad de ir a visitar el lugar donde ella nació y vivió, en Asturias, un pueblo al norte de España. Conocí la casa y vi unos hermosos ajíes rojos que forman parte ahora del logo de mi estudio y también volví a escuchar ese "hala, hala" porque allá se usa mucho. Cuando volví, el nombre que se me vino a la mente fue "Hala yoga", es algo que te invita a la acción, te motiva. Como mi abuela lo hacía.
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Camila Sanchez, la fundadora del espacio, cuenta a pilaradiario.com cómo pasó de trabajar para un banco a ser una emprendedora dedicada a su pasión: la enseñanza del yoga.
¿Qué estilo disfrutás más?
—Me costó mucho encontrar qué estilo de yoga era el que me gustaba más. Entonces encontré el Vinyasa, donde descubrí que durante la hora que dura la práctica la mente se va, se relaja, está como en un universo distinto. En cada movimiento uno está conectado con lo que está haciendo. También que la meditación y la respiración ayudan a desconectar con el mundo, con volver a la esencia de uno.
¿Cómo mechás la espiritualidad y el yoga en el estudio?
—A veces uno piensa que somos solamente nuestros trabajos, por ejemplo, y no. Somos más y hay que conectar con eso también. Y no tiene que ver con algo espiritual, sino más emocional. Yo prefiero no meterme con la parte espiritual, que es muy personal, pero sí invito a que se trabajen las emociones, lo que cada uno siente en el momento de la meditación o la práctica. Es el poder preguntarse ¿cómo estoy hoy? y poder responderlo con sinceridad y cambiarlo si no me gusta. La primera parte de la clase se llama toma de consciencia, donde nos intentamos desconectar del mundo y centrarnos. Esa parte, que también la llamo punto de partida me gusta enfocarla con qué emoción estamos sintiendo en ese momento e invitar a que sea la práctica la que cambie esa emoción si es que tiene que cambiar.
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Camila Sanchez, la fundadora del espacio, cuenta a pilaradiario.com cómo pasó de trabajar para un banco a ser una emprendedora dedicada a su pasión: la enseñanza del yoga.
Toda la información sobre Hala Yoga se puede encontrar en este enlace.