Por Celeste Lafourcade
Por Celeste Lafourcade
No hay pandemia ni adversidades que detengan la fuerza arrolladora de la Biblioteca Palabras del Alma del barrio Peruzzotti. La institución, que es una fuente inagotable de proyectos, comenzó a dar las primeras cinceladas de lo que será uno de los grandes hitos de su trayectoria: la construcción del primer teatro de barro de la Argentina.
Tanto los recursos utilizados como el método de construcción, van en línea con el concepto que pregona la entidad cuya bandera es -ante todo-, la del trabajo comunitario. El espacio será utilizado por el grupo de teatro “Alma de Barro” que funciona en la biblioteca.
“Es una construcción ecológica, amigable con el medio ambiente, que utiliza recursos naturales”, explicó Hernán Nemi, profesor de literatura, escritor y miembro de la comisión directiva de Palabras del Alma.
La edificación “novedosa y a la vez súper tradicional”, como la definió el docente, es “una apuesta al cuidado del ambiente”, tanto desde los materiales, como desde su estética, respetuosa con el entorno.
“Es un concepto que no rompe con la naturaleza –señaló Nemi- es curvo, irregular, rústico, las paredes son una prolongación del espacio que quiebra la simetría de la línea recta”. Entre otras ventajas, destacó que “la refrigeración y la calefacción es natural”.
Emblema
La idea comenzó a gestarse un tiempo atrás y para darle forma, varios de los integrantes de la biblioteca iniciaron una serie de cursos de bioconstrucción en la EcoAldea Centro Nakkal de Cañuelas, donde conocieron al arquitecto pilarense Valerio Salamone, quien colabora con el proyecto.
En cuanto a los fondos para llevar adelante los trabajos, parte de los mismos fueron aportados por grupos pertenecientes a la Red Nacional de Teatros Comunitarios. En total, llevan recaudados 300.000 pesos y la idea es ir sumando dinero a través de la organización de encuentros, en la medida que la pandemia lo permita.
El propósito es grande y está claro: darle a Peruzzotti un centro cultural que sea emblema para todo el distrito. Las obras arrancaron con los trabajos de encadenado y se espera que en poco tiempo comiencen a elevarse las paredes.
De forma circular, el teatro tendrá capacidad para 150 personas donde la disposición del espacio tampoco estará encuadrada dentro de lo convencional.
Tanto el escenario como la disposición de los espectadores serán dinámicos, acorde a las características del espectáculo. “Serán re-adaptables y flexibles de acuerdo también a la cantidad de público”, adelantó el profesor y aseguró que la idea es que se utilicen tarimas desarmables.
Comunitaria
Además de lo económica que resulta respecto de los costos de una construcción tradicional, la elegida por la Biblioteca Palabras del Alma también abraza el concepto de trabajo comunitario que la entidad propaga.
Tanto la preparación de la mezcla utilizada para las paredes, barro, paja y arena, como su levantamiento, son realizadas por los miembros de la comunidad. Y la convocatoria está abierta a todo aquel que quiera sumarse.
La técnica implica que los colaboradores pisen descalzos la mezcla que luego es colocada con las manos. Este sistema se denomina “construcción en mingas” y además de plantear un aprovechamiento de los materiales y recursos naturales –no se utilizan plásticos ni gomas- les propone a sus protagonistas una forma novedosa de edificación que pueden replicar en proyectos personales.
“Se puede construir durante la pandemia porque se trabaja al aire libre y con distanciamiento”, destacó el referente de la entidad.
Teatro hecho con el Alma
Dirigido por la artista Alicia Boreau, el grupo de teatro comunitario “Alma de Barro” es una iniciativa que en la actualidad cuenta con 35 integrantes de todas las edades y cuyas puertas permanecen abiertas para todo aquel que quiera sumarse.
Hernán Nemi es uno de los impulsores del grupo y actualmente se encarga de escribir textos y canciones que surgen de forma comunitaria a partir de historias que cuentan los vecinos. “Le doy forma dramática y también actúo”, precisó.
La particularidad de Alma de Barro, al igual que el resto de los grupos de teatro comunitario, es que no es requisito contar con formación actoral para integrarlo. “Cada uno hace su camino, y el que no quiere actuar lo hace desde la gestualidad o con su cuerpo en una canción o directamente detrás de escena”, explicó el docente para agregar que “la idea es ser inclusivos y que cada uno elija en qué se siente cómodo y seguro, es diferente a la incomodidad que quizás se busca que experimenten los actores”.
“El desafío –concluyó- es que sea vea estéticamente bien, lo más profesional posible”.