El Papa dejó huellas en El Cenáculo

Antes conocida como La Montonera, es sede de la Conferencia Episcopal Argentina. El Tratado del Pilar, sus antiguos dueños pilarenses y la mano de Jorge Mario Bergoglio en el lugar. 
 

9 de febrero de 2014 - 00:00

 


por Daniel Castro [email protected]
 
La actividad religiosa en El Cenáculo-La Montonera, ubicado en el kilómetro 60 de la ruta 8, desde hace varios años viene siendo sede de la Conferencia Episcopal Argentina.
Un comunicado de prensa del 8 de noviembre del 2005 de la Agencia Informativa Católica Argentina -órgano de comunicación de la Conferencia Episcopal- informó del cambio de la sede de reuniones de San Miguel por Pilar.
El comunicado dice: “Han transcurrido más de seis décadas desde que el Arzobispado de Buenos Aires adquirió “La Montonera”, un paraje que conserva el mismo encanto que impactó al primer cardenal argentino y latinoamericano, Santiago Luis Copello, en 1938”.
El nombre del establecimiento proviene del “Paso de La Montonera” ubicado sobre el río Luján, que hace de límite natural del predio, y que figuraba ya en mapas muy antiguos. El casco de la estancia con su casa principal y construcciones auxiliares se conservan hoy en buen estado y datan, por lo menos, de 1880.
Según las crónicas, en esta zona acampó Francisco Ramírez, gobernador de Entre Ríos, con su montonera, cuando en 1820 se firmó el Tratado del Pilar. En efecto, el encuentro entre “el Supremo” con Estanislao López, de Santa Fe y Manuel de Sarratea de Buenos Aires, se produjo en la primitiva capilla del pueblo de Pilar ubicada -en ese entonces- del otro lado del río Luján, a escasos metros al sur del actual límite de “La Montonera”, en la zona que hoy se conoce como “Pilar Viejo”.
Los caudillos del interior tenían su montonera, un ejército gaucho-federal, integrado por gente tosca y ruda, de origen humilde, con gran arraigo a su tierra y radicalmente fieles a su líder.
En 1850 eran propietarios de La Montonera don Lorenzo Basabe y su esposa María Melo. El 15 de octubre de 1918 Manuel Basabe, uno de los hijos del matrimonio, toma posesión del predio que su madre le deja como herencia. Manuel muere soltero en 1925. Lo heredan sus hermanos Luis Lorenzo, Juana Feliza y María Enriqueta (ambas viudas).
Ese mismo año sacan a remate público el establecimiento en tres lotes diferentes. La parcela con el casco tuvo el derecho a conservar el nombre original y fue adquirida por don Juan Ángel López.

Copello
En diciembre de 1938, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Santiago Luis Copello, le compra a López la estancia con el fin de instalar un lugar de vacaciones para los seminaristas de la arquidiócesis, que por aquel entonces abarcaba la Capital Federal, todo el Gran Buenos Aires, y llegaba inclusive hasta Mar del Plata, San Nicolás y Nueve de Julio.
El casco principal fue reciclado hace unos años y se utiliza como casa de descanso del clero porteño.
Todos estos edificios están dentro de un parque amparado por una arboleda más que centenaria. También se conservan hasta hoy el molino-mirador, el palomar, la faisanera, tanques, casas y garajes de antigua hechura, que como el casco, se levantaron hacia 1880.
En octubre de 1941 se añadieron las galerías para los patios centrales, un magnífico Vía Crucis al aire libre, una estatua del Sagrado Corazón y otra de San José. En el camino al río se erigió un mural dedicado al milagro de la Virgen de Luján.
Las tierras que rodean al parque se dedicaron a la agricultura y a la producción lechera. Durante muchos años algunos insumos de verduras, carnes y leche que necesitaba el seminario metropolitano se proveían desde La Montonera.
El cardenal Jorge María Mejía, en su libro “Historia de una Identidad”  (2005), nos cuenta su vida de seminarista a principios de la década 1940, y dice: “A partir de un momento dado, trascurríamos parte de los meses de verano en una estanzuela de Pilar, arreglada para servir a este fin, ‘La Montonera’, hoy, casa de reuniones o retiros de la arquidiócesis de Buenos Aires, con un nombre menos comprometido, ‘Cenáculo’”.
A partir de 1970 empezó a usarse como lugar para ejercicios espirituales. Durante dos años estuvo a cargo de las religiosas de Nuestra Señora del Cenáculo, venidas de Estados Unidos. Desde esta época comenzó a ser conocida como Casa de Retiros El Cenáculo.
Desde el 30 de agosto de 1972 y hasta setiembre de 1993, por pedido del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Juan Carlos Aramburu, la casa fue regenteada por las Hermanas de los Pobres de Santa Catalina de Siena.
Desde septiembre de 1993 la conducción de la casa está a cargo del Arzobispado de Buenos Aires, propietario de La Montonera. 

Bergoglio
El 28 de febrero de 1998 fue elegido Arzobispo de Buenos Aires. El papa Juan Pablo II ordenó cardenal a Jorge Mario Bergoglio el 21 de febrero de 2001. Bergoglio fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos consecutivos, desde noviembre de 2005 hasta noviembre de 2011. Impedido por los estatutos de asumir un nuevo mandato, durante la 102ª asamblea plenaria de ese organismo se eligió al arzobispo de la arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, José María Arancedo, para sucederlo. El 13 de marzo de 2013 fue elegido Papa tomando el nombre de Francisco.
Por el costado del predio existía “un puente” que fue utilizado en el Siglo XIX para el cruce del Río Lujan. El “paso” continuó usándose aun entrados los años 30 ya que por estar sobre una veta de tosca suministraba una base firme por donde cruzar el río, especialmente a los carretones tirados por bueyes. Pero eso ya es otra historia. 


Modernización
En 2004, por iniciativa del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa, se hizo una ampliación y remodelación del edificio. Actualmente cuenta con 130 cuartos individuales con baño privado y otros 50 con baño compartido, todos calefaccionados.
Hay un auditorio con 200 butacas, una gran sala de conferencias para 80 personas y otras más pequeñas para reuniones. Además de la principal, existe una capilla más reducida.
Entre otros servicios la casa posee también ascensores, sala de lavado y planchado, teléfono público, Internet, grupo electrógeno, proveeduría, TV-video-DVD, amplificador de sonido, grabador con CD, protección médica de emergencia.
Este sector moderno, donde se alojan los obispos y se desarrolla la asamblea plenaria, tiene 2.520 metros cuadrados y es obra del arquitecto Reinaldo Sturn.

Dejá tu comentario

Te Puede Interesar