Cartas de lectores

22 de febrero de 2012 - 00:00

 

Heber está presente

 

Sr. Director:

El Club Atlético Fénix, a través de su Comisión Directiva, quiere por este medio rendirle un sincero y justo homenaje a quien fuera en vida el Coordinador General de Fútbol de nuestro club, nos referimos sin lugar a dudas, a esa bellísima persona, el señor Heber Carsín.

Heber, como refieren los recordatorios que se le hicieron, fue un conocedor del fútbol, un sabedor de las distintas categorías futbolísticas que transitó y debemos agradecer profundamente que esos conocimientos y sapiencias las volcara en nuestro querido Club Atlético Fénix.

Tuvo distintos ofrecimientos para irse a otros clubes, pero como hombre que se encariñó con este suelo pilarense, optó quedarse, echar raíces y dedicarse de lleno a su pasión futbolera, transmitiendo a varias generaciones sus conocimientos y formando jugadores, no sólo desde el aspecto deportivo, sino enriqueciéndolos con sus enseñanzas a crecer como personas de bien.

Para quienes supimos ser sus amigos y compañeros en el club, este fin de semana fue durísimo, entrar a las oficinas y ver que no estaba, que el lugar de la mesa que siempre ocupaba, estaba vacío, que el planillaje del partido lo hiciese otra persona, que la platea donde se ubicaba no reflejaba su figura, que el minuto de silencio antes de comenzar el partido nos embargara de una emoción y dolor de saber que ya no está.

Y al final del partido, en el vestuario, en el lugar sagrado de los jugadores, donde dan rienda suelta a sus alegrías y sinsabores, los muchachos a modo de letanía cantaron “Se siente, se siente, Heber está presente”; y este cántico refleja sin lugar a dudas el sentimiento de la Comisión Directiva.

 

Comisión Directiva del Club Atlético Fénix.


 

Denuncia-reclamo al Ministerio de Seguridad

 

Sr. Director:

Ingresos Subescalafón administrativo 2011, Policía de la Provincia de Buenos Aires. A través de este medio quiero dirigirme al Sr. Daniel Osvaldo Scioli, gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

De mi más alta consideración: Tengo el honor de dirigirme a usted para solicitarle respetuosamente que le pida a su ministro de Justicia y Seguridad, Dr. Ricardo Casal, que con acto de celeridad, pueda movilizar el alta de trabajo a los seleccionados del escalafón administrativo de la policía de la Provincia de Buenos Aires Departamentales Morón, Moreno y Merlo, que hasta el día de la fecha, ya hace más de 7 meses que esperan su alta de trabajo. Ni hablar de los chicos de las otras departamentales que tendrán que seguir esperando. No es justo que se juegue con el tiempo y la ilusión de la gente. Desde ya, muchas gracias. Espero una respuesta, un saludo cordial.

 

PD: “La verdad siempre triunfa”, seguimos esperando ¿Les parece justo?

 

Alejo Caballero [email protected]


 

Imperfecciones humanas

 

Sr. Director:

La vida duele muchas veces, o más bien el modo de sostenerla. ¿Por qué sucede esto? Considero que son las imperfecciones humanas que afloran a diario y que afectan y dañan en el ámbito de lo social y en el ámbito de lo natural.

Perdimos el delicado lazo con la naturaleza... no respetamos sus leyes. Hace una semana y días, encontré una perra casi cuadripléjica, fruto de algún accidente. Sólo ella tendrá en su memoria el minuto que le cambió la vida. Intenté recuperarla con asistencia del veterinario, una semana larga como una vida me unió a ella y se volvió mi causa, pero... el daño era irreversible.

Me dediqué a pasearla en mis brazos, a hacerle masajes hasta escuchaba música suave a su lado mientras pensaba si para sus dueños su ausencia sería relevante; o bien jamás los tuvo.

Intentaba despejar la idea del momento en el que, algún auto o (no quiero pensar) el golpe de alguien la dejó así, una vida de animal truncada para siempre. Nadie se acercaba a ella, hubiese quedado así bajo esos arbustos hasta que apareciese “otro yo” o nadie, sólo la muerte en soledad y dolor.

Cuando caminamos por las calles cientos de animales sufren desamparo, una vida que les toca vivir en un ámbito apenas proyectado para los humanos. Entonces recogen de este algunas miserias y a veces, caricias esporádicas, comida ganada de los restos, casi igual a nada.

La imperfección reside en no dar el valor a la naturaleza incluidos los animales y a nosotros mismos. “La castración es un acto de humanidad”, leí esto en el hospital veterinario público de José C. Paz.

Si no desplegamos la buena voluntad de cambiar desde arriba la valoración hacia los animales, gestionando por ejemplo un hospital municipal veterinario desde donde poder, además de salvar vidas de animales y mejorarlas, emitir verdaderas campañas de defensa a una vida digna de los animales, hechos de abandono, desamparo y miseria, se van a seguir multiplicando.

La perrita que tuve partió, no quiero pensar que esos días desde sus carencias ella recibió las más sentidas caricias de toda su vida.

 

Patricia Ogloblin [email protected]

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