Cartas de Lectores

5 de agosto de 2010 - 00:00

 

Críticas a la salud

 

Señor director:

El día 8 de julio, cuando regresaba de trabajar, mi esposo sufrió un accidente cerebro vascular, claro que eso lo supimos varios días después, ya que estuvo en el hospital de Pilar durante unas 18 horas, le dieron el alta diciéndonos que había tenido “un golpe de presión”, que estaba mareado por eso (no podía caminar solo ni mantenerse en pie), y que se le iba a pasar, las únicas indicaciones fueron que se controle la presión y que tome una medicación sin preguntar si estaba tomando ya alguna. Pasamos el fin de semana largo en casa, seguía sin poder caminar solo, el lunes fuimos a ver a nuestra médica de cabecera quien lo encontró con el pulso acelerado y disrritmia cardíaca e indicó que debido al estado en que se encontraba, debía estar internado y monitoreado por personal médico. Con estas indicaciones nos dirigimos a la clínica Fátima, donde le hicieron un electro que, nos dijeron “dio bien”, lo internaron por la tarde.

Al día siguiente fui a la clínica cerca de mediodía, estaba viéndolo el neurólogo, le pregunté por su inestabilidad al caminar y me dijo que habría que hacer algún estudio porque podía ser secuela de la presión y que lo iba a conversar con el médico que estaba a cargo. Como debía hacer algunos trámites, salí de la clínica, había caminado unas 4 cuadras cuando me llama por teléfono un amigo, que había ido a verlo, y me pide que vuelva a la clínica porque le habían dado el alta. Regreso y pregunto por el médico para pedirle las indicaciones a seguir y me contestan que “el doctor ya se retiró”.

Ante ésto, y viendo que mi marido seguía con las mismas dificultades con las que había ingresado y que se mantenían desde su ingreso al hospital, sin que nadie nos diera un diagnóstico aceptable, nos fuimos a la clínica Güemes, en Luján. Allí, apenas ingresó lo revisó la médica de guardia, le hicieron un electrocardiograma, lo vino a ver el médico de terapia intensiva que indicó que debía quedar internado y que se le realizaran análisis, radiografía y una tomografía computada la cual reveló que tuvo un ACV hemorrágico, que llevaba un semana de evolución por lo que no requería terapia intensiva, ya que las horas más riesgosas ya habían pasado (en casa, ya que del hospital le dieron de alta), pero que debía ser controlado.

En síntesis: el diagnóstico fue un ACV hemorrágico, ante lo cual cualquier médico sabe que el paciente debe estar en terapia intensiva durante la primeras 48 o 72 horas ya que es muy posible que se repita. Gracias a la irresponsabilidad de quienes lo atendieron en el hospital esas horas las pasó en casa, con lo que se puso en riesgo su vida, en la clínica Fátima lo tuvieron internado durante aproximadamente 20 horas sin diagnóstico alguno (al menos que nos fuera informado a nosotros) y fue dado de alta sin ninguna indicación.

Los síntomas de un ACV son fácilmente reconocibles para quienes saben de medicina, y si se tiene alguna duda, existen estudios específicos para determinarlos, yo, que no sé nada de medicina sospechaba que los síntomas eran producto de ésto, pero ninguno de los médicos que lo vio en estos dos lugares donde se supone cuidan de nuestra salud, diagnosticó o indicó los estudios necesarios para determinarlo. Se le dio el alta de manera absolutamente irresponsable. Afortunadamente no hubo mayores complicaciones, pero no siempre se tiene la misma suerte de modo que quienes deben acudir a estos centros de “salud” deben encomendarse a la suerte o, si son creyentes, a la voluntad de Dios, ya que si su salud depende de los profesionales que atienden en el hospital o en la clínica de Cureta, perdón, me equivoqué, Fátima, hay que rezar porque acierten con el diagnóstico, se ocupen de hacer los estudios correspondientes y sean atendidos como corresponde, esto sí, pagando previamente o facturándole a la obra social como si hicieran el trabajo que deben hacer, porque sin eso no pretendan ser siquiera mal atendidos como en el caso que acabo de relatar.

Quiero aprovechar este medio para agradecer públicamente a la señora que se detuvo en la ruta, llamó a la ambulancia, nos llamó por teléfono y se quedó junto a mi esposo hasta que la ambulancia lo trasladó y nos esperó hasta que llegamos a buscar la moto, todo lo que sabemos de ella es que su nombre es Liliana y que se trasladaba en una Eco Sport  y, obviamente, que es una persona inmensamente solidaria.

 

Cristina Pérez

 


 

Contactos

 

Señor director:

Soy una vecina de Exaltación de la Cruz y estoy queriendo contactarme con la gente que lleva adelante el reclamo por el robo del peaje Larena... me gustaría estar al tanto de los cortes y toda acción que lleven a cabo como así también el asesoramiento ya que los empleados están haciendo mucho problema para que paguemos y no siempre nos levantan la barrera y cuando lo hacen es con la luz en rojo y quisiera estar informada de posibles multas que esto pudiese generarme. Gracias.

 

Romina Antonelli

[email protected]

 


 

Corredores

 

Sr. director:

De mi consideración. Me dirijo a Uds con respecto a informaciones que he leído en dos publicaciones y no son exactas. Los corredores seguros no comienzan en el Club Peñarol es decir H. Yrigoyen y 11 de Septiembre sino en Alsina e H. Yrigoyen. Soy la directora del Instituto Ntra. Sra. de Fátima que funciona en esa dirección en el turno de la mañana y tanto yo como la Vicedirectora del Instituto Almafuerte hemos estado presentes en las reuniones de seguridad donde se determinó el corredor seguro para los alumnos aunque ni nosotras ni nuestros colegios han sido mencionados. Gracias por recepcionar este mensaje

 

Olga Mabel Gómez

 

 

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