por Fernando Juan D’Auría
por Fernando Juan D’Auría
Cuanta alegría, júbilo y deseos esperanzados nos ha provocado caminar, desde el viernes 7 de mayo, por la vereda que pertenece al Instituto Madre del Divino Pastor de la Avenida Tratado del Pilar.
Sus perimetrales y necesarias rejas, frías y oscuras, se vistieron con más de 150 hermosas banderas, para que la calidez del cielo y los colores patrios celestes y blancos, recordaran a cada pilarense que habíamos comenzado este histórico mes de mayo, del Bicentenario que nos toca festejar.
Cada bandera muestra como es verdaderamente la familia del IMDP, su sencillo espíritu formado en San Francisco, su guía beatificada por María Ana Mogas, y sin lugar a dudas la protección y amor infinito de la Santísima Virgen María bajo la advocación de ser “la Madre del Divino Pastor”.
Una llave imaginaria nos hace entrar a su mundo pedagógico y a su corazón cristiano para explicarnos que esta semana (del 3 al 7 de mayo) había sido la semana del Instituto y que de esta manera, una manera tan espectacular de formar un llamativo abrazo con los colores del Manto de la Virgen María y de nuestra Bandera Patria se entregaba la dulce posta para los festejos argentinos de ayer, realizados en la santa ciudad de Luján, por el 8 de mayo, el día de nuestra patrona nacional.
Por este motivo, el instituto se vistió de fiesta haciendo que cada familia de su precioso jardín de infantes, diseñara una bandera, que con los colores celeste y blanco de fondo, diera explicación de lo que significa ser familia en el amor franciscano eternamente protegido por su Beata Maria Ana en el Corazón divino de la Santísima Virgen.
Conjuntamente se realizó una procesión hacia la Parroquia de Pilar con los jóvenes de secundaria, con sus docentes y equipo directivo acompañados con sus madres religiosas Mabel, Licinia y Teresa.
Caminando por la colectora del acceso y luego entrando a las arterias pilarenses Rivadavia y Belgrano la alegre y devota procesión, se acercaba primero al Poste de la Paz en un sector de la Plaza céntrica para dejar entre su madero simbólico, una placa recordatoria, acto presidido por la directora del nivel secundario, Dalila Gil y palabras alusivas de la representante municipal de la Cultura pilarense, Clarisa Bartolacci.
Después, nuestra local parroquia colmada por los alumnos del IMDP brindó una misa oficiada por nuestro párroco, el padre Jorge Ritacco.
Mañana de cálido sol, fresco entusiasmo y corazones alegres recibió Pilar, desde aquel “Abrazo franciscano en tonos patrios” del querido IMDP.