“Para ser bueno en el tenis lo principal es manejar la mente”

Tenista profesional, llegó a jugar Copa Davis. Después de una década en Francia, retornó a Pilar, el lugar donde se crió y formó en este deporte, para abrir un club de tenis a fin de año.

30 de abril de 2010 - 00:00

En acción. Olivera, durante uno de los últimos torneos que jugó en nuestro país. 

 

 

Con la raqueta recorrió los principales escenarios del tenis, jugó para el equipo uruguayo de Copa Davis y vivió casi una década en Francia. Se crió en Pilar, donde a fin de año abrirá una escuela de tenis. De vuelta en la Argentina, Alejandro Olivera Ferremi analiza el presente de este deporte a nivel nacional y sueña con formar nuevos talentos.

“No me gustaba estudiar, quería jugar todo el día, así que empecé de chico en Pilar, en la Escuela de Tenis Francisco” (recordada cantera de jugadores que dirigió Luis Aguirre). En una charla con El Diario, el tenista de 33 años que a los 10 ya competía en torneos metropolitanos, llegó al 5º puesto del ranking de Buenos Aires y se enfrentó a pares como Gastón Gaudio, Mariano Puerta y Guillermo Cañas. 

Hoy, tras una larga estadía en Francia, donde participó con regularidad de los torneos interclubes representando a un club parisino y a donde vuelve con frecuencia –actualmente está en dicho país europeo donde afrontará este certamen los próximos fines de semana-, da clases de tenis en el club local Pilará y ultima los detalles para la apertura de una escuela de tenis que se inaugurará a fin de año en el barrio La Alborada.

 

Carrera

Alcanzando el puesto 300 en dobles y 680 en singles del ranking ATP, en su carrera profesional, Alejandro Olivera vivió una de las máximas satisfacciones con las que puede soñar un tenista: representar a su país en la Copa Davis.

En el 2000 y durante tres años vistió la camiseta uruguaya (nació en el país vecino aunque creció en Pilar) y enfrentó a rivales como Costa Rica, El Salvador, Venezuela y Perú. Entre sus principales contrincantes, recuerda al peruano Luis Horna y al costarricense Juan Antonio Marín.

“Viajé y jugué contra jugadores conocidos, representar a tu país es algo muy lindo”, aseguró este ex alumno del Instituto Verbo Divino, que entre los 16 y los 18 años fue primero del ranking del país oriental.

Más tarde, a los 24 años viajó a Francia, donde, tal como destacó: “tuve la posibilidad de poder competir, jugar por clubes y vivir de eso que era lo que más me gustaba”. Sin embargo, pese a las comodidades de la vida en Europa, el deseo de volver a la Argentina, y en particular a Pilar, se hicieron más fuertes. 

“Más allá de que me trataron muy bien siempre me sentí extranjero –afirmó- somos diferentes, los franceses son muy fríos, distantes”.

 

No para cualquiera

Su experiencia en las canchas le da la suficiente autoridad para aseverar que el circuito del tenis “es un ambiente difícil, son individualistas y pueden ser egoístas. Cuando no me había ganado el derecho de piso me dejaban de lado, nadie quería jugar conmigo, tenía que jugar contra el frontón”.

“Tenés que hacer amigos para que puedan ser compañeros”, continuó y tras definir a este deporte como “muy sacrificado”, en cuanto a las condiciones que debe tener un tenista para insertarse en el circuito más allá de las habilidades innatas, mencionó: “la constancia es fundamental. Conozco muchos que están dentro de los 100 mundiales que quizás no tengan gran facilidad pero son guerreros, se sacrifican”.

“Si tenés un buen nivel tenés que empezar a viajar y esas cosas si no sos fuerte mentalmente no las podés pasar, más allá de que tengas facilidades”, agregó y en este sentido, remarcó que “lo más importante es la cabeza, cómo manejás los nervios, las situaciones”.

“Hay un montón de jugadores que juegan bien pero no manejan las situaciones y la parte mental es muy importante”, analizó Olivera, recurriendo por asociación inmediata al ejemplo de Guillermo Coria y su inexplicable derrota –y posterior debacle de su carrera- en Roland Garros en 2004.

“Lo que tiene de bueno este deporte –añadió- es que para ser bueno tenés que manejar un montón de cosas y la parte mental es la principal”.

Estas enseñanzas son las que busca transmitirle a sus alumnos, actualmente en Pilará y hacia fines de 2010 en la escuela que abrirá junto a dos socios, que contará con cinco canchas de tenis de polvo de ladrillo, más otras de pádel y squash. Un lugar donde, adelantó: “la gente pueda desconectarse, tomar un café, pasar un buen momento, estar con amigos”. El mismo que Olivera sueña con convertirlo en un semillero de nuevos talentos.

“Voy a intentar aportar todo lo que yo sé –prometió- porque me gustaría armar una buena escuela de tenis para los chicos y poder sacar buenos jugadores”.

 

“Argentina tiene que ganar la Davis sí o sí”

Aunque es uruguayo, confiesa que su corazón en el tenis está más cerca de la Argentina, a la que define como una de “las potencias del mundo” en ese deporte. Y como ex jugador de la Copa Davis, asegura que “si están Nalbandian y Del Potro tienen que ganar sí o sí, no podemos perder”, aunque antes de escuchar la referencia sobre la derrota del 2008, se apura en agregar: “mientras no peleen y se entiendan”.

En cuanto al recambio de la prolífera generación de tenistas surgidos en la última década y que ahora parece recaer sólo en manos de Del Potro, el jugador opina que “no hay tantos jugadores buenos como antes, pero creo que es un momento, que va a pasar y creo que Del Potro ayudaría a que los otros puedan tener confianza y puedan crecer”.

“Hay jugadores de nivel bueno que si realmente se concentran pueden salir a tener mejor ranking”, aseguró y en relación al tandilense, al que no dudó en señalar como su jugador favorito, afirmó: “es un ídolo. Me encanta la personalidad de él, la humildad, el aspecto familiar y obviamente como tenista. Es más ídolo que Federer”.

 

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