Hace unas horas nos enteramos de la voluntad del Gobierno de Milei de que nuestro país abandone como Estado miembro la Organización Mundial de la Salud (OMS). Argentina es miembro de la Organización desde su creación en el año 1948.
Por Iván Giordano*
Hace unas horas nos enteramos de la voluntad del Gobierno de Milei de que nuestro país abandone como Estado miembro la Organización Mundial de la Salud (OMS). Argentina es miembro de la Organización desde su creación en el año 1948.
¿Qué es la OMS? ¿Tiene alguna implicancia en nuestra vida cotidiana?
La Organización Mundial de la Salud funciona como un organismo rector de la salud alrededor del mundo, integrada por 194 países, que elabora el listado de medicamentos esenciales, la clasificación internacional de enfermedades, metas sanitarias regionales, compra de tecnologías sanitarias (medicamentos, vacunas y otros insumos médicos) y políticas de desarrollo y formación de recursos humanos en salud (médicos, científicos, enfermeros).
La decisión del presidente Milei va en línea con el decreto de Donald Trump del 20 de enero de salir de la OMS. La salida de EE.UU. produce un debilitamiento del organismo (aporta el 22% de su presupuesto) pero también de ciertos consensos básicos respecto a que es la evidencia científica la que debe fundamentar las decisiones en salud.
Si nuestro país sigue el mismo camino, abandonando el organismo sanitario y yendo hacia el aislamiento sanitario, puede verse ajustado en materia de preparación y organización frente a futuras pandemias, pero también ante la posibilidad de financiamiento para la compra de insumos sanitarios. Quedo en evidencia con el COVID-19 la necesidad de coordinar y cooperar a nivel mundial, la ineficiencia del individualismo y la re confirmación de que la salida frente a las crisis siempre es colectiva, no sólo por la globalización sino estratégicamente frente a este tipo de amenazas virales y sus mecanismos de transmisión en un mundo conectado las 24 horas.
Para la Argentina salir de este importante órgano tendría consecuencias directas como dejar de tener beneficios y mejores precios en la compra de tecnologías e insumos sanitarios; perder el estatuto de colaboradores en laboratorios prestigiosos como el INCUCAI, Malbrán, entre otros; desaparecería el apoyo a programas de enfermedades transmisibles y no transmisibles, salud mental, materno infantil, vacunas; es alejarse tanto de los servicios de salud como del desarrollo de los recursos humanos en salud al finalizar la participación de profesionales argentinos de proyectos, talleres y redes de trabajo internacionales, aislando a nuestro país de las actualizaciones en temas sanitarios y dificultando la financiación externa a programas y proyectos de salud que nos permitan una mayor calidad sanitaria.
Ante otra pandemia, no recibiremos cooperación, que implicaría la ausencia de apoyo técnico directo, de apoyo para compra de insumos y equipos, para la contratación de personal, entre otras posibles utilidades.
La decisión de salir de la OMS es preocupante, hay una posición libertaria mundial que va en desprecio hacia la Cooperación Internacional, la ampliación de conocimiento a través de la Ciencia y el desarrollo de la Tecnología (cuando no es para fines de comunicación política).
Más allá de los discursos mediáticos, toda salida de la Organización Mundial de la Salud tiene un proceso que comienza con una notificación formal al organismo; la sanción de una Ley en el Congreso Nacional que derogue la ley vigente (13.211) donde nuestro país ingresó formalmente y adhirió a la constitución y protocolo del organismo sanitario mundial, aunque este gobierno nos tiene mal acostumbrados al dictar DNU (que también debieran pasar por el Congreso), y aun consiguiendo la aprobación la salida de Argentina sería recién en el año 2026, debido a los compromisos ya asumidos y programadas a desarrollarse en el 2025.
*Diplomado en Economía Política de la Salud (UNPAZ.)