Por Marcia González*
Por Marcia González*
La perplejidad y la angustia generadas por las declaraciones discriminatorias que el presidente Javier Milei vociferó en el Foro Económico Mundial de Davos la semana pasada, contra las mujeres y diversidades, se están transformando en organización y lucha.
Cada punto sobre el que se expresó tiene contrargumentos históricos, legales, sociológicos, psicológicos, educativos, políticos, sanitarios con los que rebatirlos, pero fundamentalmente los tiene desde la dimensión humana que sólo puede omitir alguien desalmado y autoritario.
El Presidente ignora, desestima y desprecia los avances de las minorías, las estadísticas, los compromisos internacionales asumidos como Nación, la evolución de los derechos humanos a nivel mundial justificando una “igualdad ante la ley” que se gestó considerando iguales sólo a los varones blancos y ricos. Así se configuró la mayor desigualdad que estructuró las sociedades modernas y que tras innumerables luchas libradas en las calles, en la academia, en los recintos, en las familias, durante las que muchas y muchos dieron su vida, se comenzó a revertir.
Podríamos recapitular la cantidad de niñas y niños que crecen a cargo sólo de sus madres, la cantidad de femicidios, que en 2025 vienen siendo de 1 cada 20 horas, agravándose notoriamente, cuando en 2024 eran cada 33, las tardías posibilidades de las mujeres para que fueran admitidas en las universidades y cargos públicos, las demoras históricas en el acceso al voto femenino, la ausencia de reconocimiento de las tareas de cuidados hasta tiempos muy recientes, entre algunos aspectos de la desigualdad real.
Más aún los derechos ganados por los colectivos vinculados a las diversidades, las personas con discapacidad y las personas migrantes a las que este gobierno de La Libertad Avanza viene atacando de manera constante y creciente.
De qué libertad nos hablan al habilitar y promover la persecución social, ideológica y laboral desde el Estado. Me pregunto, cómo se puede vivir en libertad en estas condiciones o si la libertad y prosperidad volverá a ser exclusiva de los varones blancos y ricos que, además, son cada vez menos.
El Gobierno impulsa la eliminación de la figura de femicidio y los cupos de géneros y discapacidad. De esta manera demuestra, una vez más, su postura negacionista y su impronta definitivamente excluyente.
Sus discursos de odio y su accionar violento y autoritario pretenden amedrentar y fulminar. Será que nos quieren acalladas/os y desaparecidas/os de la vida pública, de a poco, por distintos medios.
La “batalla cultural” que dice estar dando el presidente Milei se devela claramente dirigida a personas concretas por sus características personales, individual o grupalmente.
Hemos aprendido que las luchas colectivas no son en vano, que el pueblo tiene sus modos de hacerse valer y que la vida siempre se abre camino.
Nadie se merece un derecho menos, ni el desprecio y desvalorización, especialmente cuando emanan del poder del Estado que convalida la hostilidad entre las/os ciudadanas/os de manera altamente riesgosa.
Quienes tenemos la convicción de que la patria es el otro y que seguimos soñando con una Argentina grande sustentada en la letra y el espíritu de nuestra Constitución Nacional estamos alertas, activas/os y dispuestas/os a enfrentar estos brutales embates.
(*) Concejala Unión por la Patria.