Opinión

Esperanza, celebración democrática y mirada atenta

Por Analía Leguizamón*

8 de diciembre de 2023 - 18:09

Pocos minutos después de jurar como concejal, honrada por la confianza de los pilarenses, me preguntaron en una entrevista qué sensación tenía frente al período de gobierno que comienza; dije que sentía esperanza y mi interlocutora se asombró diciendo que le era difícil entender eso frente a una realidad en la que ir al supermercado es darse cuenta que los precios están totalmente disparados.

Por eso creo que esa sensación tiene que ser explicada, porque además, no es la única y no está separada de otras actitudes.

Este cambio de gestión es el octavo en cuarenta años de democracia, y eso merece ser celebrado. Quizás muchos no lo hayan tenido en cuenta pero en una democracia tan joven, tener ocho períodos presidenciales encabezados por personas que fueron elegidas por el voto popular sin discusión o queja de ninguna fuerza política es un valor que cultiva esa esperanza.

Esta democracia tan joven también nos dio oportunidades de cambios de gobiernos en cada uno de los municipios, y en Pilar eso es evidente. La convivencia democrática entre quienes gobiernan y quienes tenemos la responsabilidad de controlarlos estuvo presente durante la jura el HCD. Todos participamos de una ceremonia en donde la cordialidad y el respeto fueron la norma, incluso en los saludos afectuosos entre dirigentes de todos los partidos, también con el intendente. Eso, además, se vio en las calles del centro del Pilar. Antes de la entrevista radial mencionada paré en un semáforo mientras conducía mi auto y la casualidad hizo que pasara caminando uno de los ex titulares del ejecutivo municipal, fue él quien se detuvo a saludarme. Todo eso, también, cultiva la esperanza.

Sin embargo, frente a una realidad de tanta pobreza, de tanto trabajo mal hecho desde la administración pública, de tanto sufrimiento para mucha gente y la bronca de mucha otra; hablar de esperanza resulta casi incomprensible. Y lo entiendo.

La cuestión es que la esperanza no puede ser separada de la conciencia de la construcción democrática que hemos logrado en apenas cuarenta años. Y tampoco puede ser separada de la mirada atenta que tendremos desde hoy quienes asumimos la responsabilidad de la oposición para controlar a quienes gestionan.

¿Qué otra cosa se le puede decir a una madre en un comedor, a un comerciante harto de esta economía o a un empresario o un profesional que siente que su trabajo no rinde, que no sea que renueven sus esperanzas?

Cuando nos alejamos de la realidad cotidiana y nos enroscamos en la discusión política perdemos el vínculo con nuestros vecinos, y es ahí donde nuestra tarea no tiene sentido.

Hoy mucha gente tiene esperanza, por eso creo que hay que acompañar y promover esa sensación. Pero también estar atentos.

Estamos acá para cambiar la vida de todos, para que sea mejor, o tenemos que irnos. Espero que todos los dirigentes políticos entendamos eso de buena vez para que esta joven democracia pueda subir al siguiente escalón.

(*) Concejal de Juntos por el Cambio.

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