La llave para abrir la puerta del Concejo Deliberante se consigue con votos. Poco más de 15 mil, para ponerles un número.
Ese será el piso necesario para que, según el sistema de cocientes que se aplica en la provincia de Buenos Aires, un partido sea contemplado en el reparto de los cargos legislativos municipales que se pondrán.
En otras palabras, los partidos que queden por debajo de esa cifra mágica deberán esperar otra oportunidad.
El sistema de cocientes electorales establece que los votos válidos emitidos en la elección -esto es después de restar los blancos y los nulos- se dividirán por la cantidad de cargos a elegir. En este caso, 12 bancas para renovar la mitad del Concejo Deliberante.
Ese número se llama cociente y es, además, el piso del reparto. Por esa cifra se dividirán los votos de cada partido que la haya superado. El resultado, será el número de conejales que obtendrá cada fuerza.
Pero en general, quedarán bancas sin asignar en ese primer reparto, que se hace tomando en cuenta los números enteros. Ahí entra en juego los decimales, o "residuales”. Las bancas restantes se asignan según quién tenga el mayor número a la derecha de la coma.
Este año, el padrón de Pilar es de 242.963 electores. Si se mantuvieran los niveles del 2015, un 74,13% de esa cantidad emitiría votos válidos. Esa cifra da la llave de 15.009 votos como piso.
En esa misma hipótesis, si los resultados se mantuvieran igual que en las PASO -sin proyectar el esperable crecimiento de la cantidad de votantes reales- el reparto sería de cinco concejales para Cambiemos, otros tantos para Unidad Ciudadana y los dos restantes para 1 País.