Memoria visual: Cuando el “black power” llegó a Sportivo

A fines de los ‘80, el fichaje de Alfred Starling provocó una revolución en el básquet local. "Alfredo" se enamoró de la ciudad y fue un pilarense más.

23 de septiembre de 2010 - 00:00

 

No era un NBA, pero provocó un revuelo similar al que se hubiese generado si Kobe Bryant o Shaquille O’Neal hubiesen arribado al distrito. Alfred Starling, “Alfredo” para todo el mundo, es uno de los jugadores de básquet más queridos y recordados de Sportivo, figura en una época dorada para el club de la avenida.

La imagen lo muestra rodeado de chicos, algo habitual en ese entonces, ya que su llegada fue todo un acontecimiento y –por qué no- una rareza. La foto (circa 1988) pertenece a “Piru” Asturiano, histórico integrante de la Banda del Spor, y los niños que rodean al ídolo también crecieron en Tomás Márquez y Martignone: César “Osito” Gómez, Gastón “Capi” Asturiano, Atilio Frassinelli, Sebastián “Cachete” Misigoj y Gabriel “Ñoqui” Magnoni.

El comentario, no sólo en Sportivo sino en todo Pilar, estaba en boca de todos: un jugador norteamericano iba a reforzar al equipo, toda una rareza y excentricidad para la época. Nadie se quería perder la oportunidad de conocer al extranjero que revolucionaría el básquet local.

Así sucedió a fines de la década de 1980, cuando el Rojo de la Avenida fichó al norteamericano Alfred Starling, lo que provocó una verdadera revolución en el básquet local. Recién llegado, “Alfredo” posa para la foto junto a un grupo de chicos del club, donde terminó siendo ídolo.

Como se esperaba, su llegada despertó un verdadero fenómeno en el distrito, ya que todos hablaban del basquetbolista “yanqui” que llegaría para jugar en La Caldera, cuando –a diferencia de los tiempos actuales- la Liga Nacional aún estaba en pañales y a la NBA se la veía sólo una hora por semana, los domingos al mediodía.

Precisamente, Starling venía de jugar en la Liga A, y en la temporada 84-85 había salido campeón con San Andrés.

Walter Cricrí, jugador de Sportivo y periodista, jugó con Starling durante los últimos años de carrera del alero, y lo recuerda como “un jugador de equipo, el mejor defensor con el que jugué”.

Además, agrega que “encontrar a un norteamericano que se sacrifique por el equipo es algo raro. Incluso, el entrenador le tenía que pedir a Alfred que tomara decisiones ofensivas, porque no le gustaba tomar el protagonismo”.

Starling fue uno de los símbolos de la época dorada de Sportivo, aquella de principios de los ’90, en la que llegó al Torneo Nacional de Ascenso, terminando en el 5º lugar como mejor ubicación. Allí tuvo como compañeros, entre otros, a Ernesto “Gofi” Currat, Alejandro “Polilla” Nardini, Hernán Laginestra y los por entonces juveniles Martín Ortiz y Martín “Plumero” Figueredo. Desde el banco, conducían Oscar Marín y Marcelo Asturiano.

No obstante, él fue el primero pero no el único: años después de su aparición, sucesivamente llegaron a Sportivo Gregory Slider (goleador de la Liga Nacional con Gimnasia de Comodoro) y Mel Daniels, pero Starling fue por lejos el más querido.

El cariño que le brindaron todos provocó que se nacionalizara argentino y fuera “rebautizado” como Alfredo. Además, se casó con una jugadora de vóley de Sportivo. Hace unos años regresó a su país de origen, desde donde mantiene contacto esporádico con los amigos que dejó en Pilar.

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