Sr. Director:
Sr. Director:
Como en el cuento del Gran Bonete, el camino de entrada a Estancias del Pilar, Pilará, Alcanfores y el Colegio Los Robles, sufre del abandono y se deteriora día a día poniendo en riesgo la vida y los bienes de propietarios, visitas y trabajadores que brindan servicios. Y nadie se hace cargo de su reparación.
El abandono los pone a todos en un mismo nivel de riesgo. Cualquiera puede morder un pozo y ponerse el auto de sombrero, o perder el control y atropellar a un peatón, a un ciclista, o romper llantas y cubiertas destinando luego miles de pesos para reponer los daños. Entre las partes involucradas hay que mencionar también a la Municipalidad de Pilar y al desarrollador, Zorraquin (actualmente construyendo nuevos barrios) y sumado a los gigantescos emprendimientos que se están desarrollando a los costados del camino. Todos usan el camino de acceso, y nadie lo repara.
Raro, porque muchos de los pozos profundos que luce la ruta tienen el ADN, la “huella digital” de los camiones que ingresan y transitan cargados de materiales y vencen la resistencia del asfalto. ¿De dónde salen y a dónde van? Todos saben las respuestas.
-¿Yo señor?
-Sí señor.
-No señor.
-¿Pues entonces quién lo tiene?
El famoso cuento que entretuvo a millones de argentinos, generación tras generación, se hace realidad en Pilar: nadie se hace cargo.
Cansados de tanta desidia, un grupo de propietarios decidió tomar el toro por las astas y poner manos a la obra sin esperar que las otras partes se decidan a hacer algo para solucionar el problema. A pesar de los 37 grados que derretían todo lo que se cruzara ante los rayos del sol, y calentaban el pavimento sin piedad, 8 propietarios y un visitante decidieron salir a tapar los pozos más preocupantes del acceso, el pasado sábado 3 de febrero, cuando el sol empezaba a caer y daba una pequeña tregua.
Casi una declaración de principios: al mismo tiempo un grupo de inadaptados arrojaba piedras contra la policía en la Plaza de los Dos Congresos. Incapaces de cosechar los votos para lograr que se apliquen las políticas que quieren, sacan a relucir su más recalcitrante espíritu fascista para intentar torcer la voluntad de los legisladores dentro del recinto. Con los picos y las palas, los conos fosforescentes para ordenar el tránsito y resolver el problema, a 60 kilómetros de Rivadavia y Callao los vecinos tiraban piedras, pero para tapar los pozos criminales del acceso ubicado en el kilómetro 56,5 de la autopista Panamericana, y que sirve para trasladar a propietarios, trabajadores, docentes, alumnos, comerciantes, habitantes y desarrolladores dentro del complejo.
Sorprendidos, los automovilistas que circulaban circunstancialmente aplaudían la iniciativa de los vecinos. O levantaban sus pulgares en señal de aprobación y muchos apoyaban su mano en el pecho, del lado del corazón. Es de esperar que en el futuro el ejemplo cunda, y los vecinos se sumen a nuevas cruzadas sin esperar que las autoridades, desarrolladores y dirigentes se pongan de acuerdo en temas tan elementales como bachear los pozos luego de más de 9 meses de desidia.
-¿Yo señor?
-Sí señor.
-No señor.
-¿Pues entonces quién lo tiene?
Un grupo de vecinos bachearon los hoyos profundos y peligrosos del camino de acceso a Estancias, Pilará, Alcanfores y el Colegio Los Robles, pasándoles por encima no solo a los pozos, sino a la desidia y a la burocracia.
Guillermo Bolado / [email protected].