No hay margen para palabras violentas

Las recientes declaraciones del General (R) César Milani con altamente peligrosas, van más allá de diferencias de opiniones, o sobre posiciones sobre una sentencia judicial. Hablar de levantamientos es incitar a la violencia. El ex jefe del Ejército de Cristina Kirchner no puede ser tan irresponsable y decir que “ya no existe salida pacífica a tamañas injusticias” o que “esta situación terminará de la peor forma”.

Resulta evidente que con total irresponsabilidad desde el kirchnerismo empezaron a opinar sobre el agotamiento del camino democrático para la resolución de conflictos en el seno de la sociedad. La justicia es un poder independiente del Estado. La señora Vicepresidente tiene todavía la instancia de apelación. La Justicia funciona y el fallo no fue redactado en algún oscuro rincón del poder económico. Los imputados pudieron ejercer su derecho de defensa. Todos somos ciudadanos ante la Justicia. No tenemos coronita.

Es un disparate que cada vez que un funcionario público deba dar respuesta ante una denuncia, todo el sistema instruccional cruja porque alguno se incomoda. Si hay levantamientos y violencia, será por responsabilidad exclusiva de quienes los fogonean.

Los kirchneristas se llenan la boca con la defensa de derechos, pero no creen en una justicia independiente, en la división de poderes, en los valores republicanos. Están caldeando el clima, mientras se pertrechan en cargos públicos y se preparan para una llevarse puesta nuestra democracia.

Qué le queda al ciudadano común entonces. Cuando intentaron dispararle a la vicepresidente, nos solidarizamos y pedimos un pronto esclarecimiento apelando a la Justicia. No hay otra forma de resolver estas cuestiones en una sociedad moderna. El kirchnerismo debería seguir apostando a la Justicia, pero está imposibilitado porque es una expresión política antisistema. Es nuestra responsabilidad entonces sostener el estado de derecho como ciudadanos y respetar las instancias de apelación que le quedan a los imputados hasta la sentencia firme. Sea condenatoria o absolutoria no puede ser una amenaza de disrupción institucional.

En serio hay mucha gente que la está pasando mal. No hay margen para palabras violentas que engendren acciones violentas. De esta salimos todos juntos con sensatez, prudencia y convivencia democrática. l

*Referente del Pro Pilar.