OPINIÓN

La Pascua nos devuelve alegría y paz

por Jorge Ritacco*

Por Redacción Pilar a Diario 16 de abril de 2019 - 00:00

Si hay un motivo de alegría en este mundo que vivimos, es la alegría de la trascendencia del hombre. Sé que no son muchos en nuestras comunidades los motivos de grandes alegrías, pero el cristiano hoy se alegra de que Jesús haya resucitado; y el hecho de la Pascua es ese, que Jesús ha resucitado, esa es la mayor alegría. Una alegría que nace de la intimidad con Dios, una alegría de sentirnos hijos de Dios, hermanados con él. Sabiendo que él está cerca de nosotros.
El pregón pascual es maravilloso, lo cantamos en la noche de Pascua, con la iglesia a oscuras y solo iluminada por el cirio encendido. Dice: “alégrese el Cielo, alégrese la tierra inundada por la nueva luz…”, es decir la tierra toda. Alégrese esta comunidad que hoy enciende esta luz maravillosa que es Cristo resucitado. Es una invitación a la alegría, que nace de la intimidad con Dios y en la reconciliación con Dios, el abrazo con Dios.
En la parábola del Hijo prodigo o del Padre misericordioso, después que el hijo prodigo vuelve, se hace una fiesta, lo abraza el padre. Como un gesto de reconciliación a pesar de la miseria del hijo, le devuelve la dignidad (el anillo, las sandalias), hace una fiesta y esa reconciliación le devuelve la paz.
Esa paz que está en la casa del padre, es motivo de fiesta, tanto para el padre como para el hijo. La pascua es eso, la fiesta que nos organiza Dios y que nos devuelve la alegría de sentirnos hijos del padre. A pesar de nuestro pecado, Dios está siempre dispuesto a perdonar, así como estamos, como el hijo prodigo.
Por eso es justo que nos alegremos en la Pascua, una esperanza para toda la humanidad con Cristo resucitado. Un día, también nosotros participaremos de su resurrección, mientras tanto, también podemos resucitar aquí y ahora. Resucitar es empezar a una vida nueva, resucitar con ese abrazo del padre. Ese abrazo del padre, nos devuelve la alegría y la paz.
Hoy por hoy por dos pavadas, por ver quien pasa primero o después, por tener dos pensamientos distintos, terminamos discutiendo, peleando, matándonos. La sociedad está cada vez más agresiva, denotando la bronca interna. La Pascua nos devuelve esa alegría y paz. Que la podamos llevar allí donde estamos, a nuestra casa, a amigos, al trabajo. Pidamos al Señor que también todos nosotros resucitemos con esa alegría.
Una bendición muy especial y Feliz Pascua de Resurrección a todos los pilarenses. 

(*) Párroco de Nuestra Señora Del Pilar.
 

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