CORREO DE LECTORES

10 de agosto de 2013 - 00:00

 

 Cómo empezar de nuevo

 

 

Sr. Director:

Quisiera utilizar este medio para contar lo que me pasa, y lo que en realidad estamos sufriendo muchos de nosotros. En mi caso particular, mi salud es una de las trabas que tuve para encontrar trabajo, me diagnosticaron artritis reumatoidea, no me tomaban en ningún tipo de trabajo, y al ser una enfermedad crónica y sin cura, me limita en muchas cosas.

Es por esta razón que luché por tener mi propio negocio. Lo logré, hoy tengo un kiosco, y sin pedir nada a nadie, sin pedir pensión y ningún tipo de ayuda o jubilación anticipada. Me propuse conseguirlo por mis propios medios y lo logré.

Trabajo como mucha gente, con sacrificio pero con la frente en alto por llevar mi propio negocio adelante, en esta vida estamos para ser alguien y demostramos que solo nosotros nos ponemos límites, si nos proponemos una meta, con sacrificio y ganas, se logra.

Lamentablemente, existen seres a los que no les importa para nada el sacrificio de uno, seres que se aprovechan y destruyen lo mucho, poco o suficiente que uno pueda llegar a tener.

A mí me tocó cruzarme con uno de ellos, el viernes 26 de julio a las 14:30 hs, aproximadamente, en Independencia a 30 metros de la peatonal: estaba con una amiga en mi kiosco y entraron dos chicos, hasta ese momento actuaban normalmente como cualquiera que entra a comprar, y de un segundo a otro, todo cambió.

Uno de ellos sacó un arma y comenzaron a gritar y amenazar, que les diera todo lo que tenía, que no alcanzaba, que querían más, él me apuntaba a la cabeza mientras gritaba y yo le di lo que pedía, pero parece que no era suficiente y ahí fue cuando gatilló.

Obviamente, la bala no salió.

El escuchar ese mínimo sonido fue como estar dentro de una pesadilla, y tengo una enorme necesidad de contar esta horrible experiencia que me angustia tanto.

Yo pago mis impuestos, los servicios, como corresponde y en término. Colaboro con bromatología cuando piden que no se vendan ciertos productos, mientras que me consta que hay muchos lugares donde sí los venden. Intento hacer las cosas como corresponde y así poder vivir tranquila con los demás y conmigo misma. Y ahí es donde me doy cuenta de lo injusto de todo esto, pero me callo y sigo adelante.

Y comienzan las preguntas: por qué a mí, por qué a los que trabajamos y levantamos algo propio con tanto sacrificio, dónde está la seguridad, quién nos garantiza seguridad, cómo podemos trabajar tranquilos, que alguien me diga cómo se hace por favor.

Igualmente, a pesar de mi enojo y mi angustia, tengo que ser justa. La policía vino enseguida, la gente de estacionamiento medido también.

Pero uno siente que esto ya no es suficiente, porque el mal momento que me hicieron pasar estos dos malvivientes nada ni nadie me lo va a sacar de la cabeza.

Ya nada es igual, no me siento segura, tengo una sensación horrible que me paraliza, uno se vuelve un poco paranoico y desconfiás de todos.

Y así y todo, tenemos que seguir adelante, hay que seguir trabajando, nadie nos va a regalar nada si no lo hacemos.

Gracias por darme un lugar para expresar mi experiencia, mi impotencia y la de muchos otros colegas que día a día como yo, nos levantamos a trabajar. Y nos dedicamos a eso, a trabajar, no a molestar ni arruinar la vida de nadie.

Y asi y todo... sigo adelante, y me propongo día a día empezar de nuevo.

 

Beatriz Velázquez 16.060.601

 

Seguí leyendo

Dejá tu comentario

Te Puede Interesar