¡Vamos los pibes!

21 de marzo de 2010 - 00:00

 

por Víctor Ejgiel
Así como soy bastante criticón cuando, en mi mirada, veo cosas que no corresponden, hoy me saco el sombrero y felicito al gobierno municipal, y en particular al Sr. Intendente, por la construcción de la denominada “Plaza de los niños”. No soy nacido en Pilar, pero mis ya 39 años en esta ciudad me dan un poco de derecho de opinión o memoria como para decir que no recuerdo una plaza dedicada completamente a los chicos, donde no sólo sea un espacio vacío con nombre, sino que tengan a su disposición una muy buena cantidad de juegos para disfrutar sin tener que pagar un peso. Y que esos juegos tengan la seguridad necesaria para evitar cualquier percance.

Que se haya entendido que “juegos para niños” no es una maderita con forma de hamaca colgada de una soga, sino que hay hamacas para bebés, que, como corresponde, los papás que acompañan a los chicos tienen un lugar para sentarse y pasar el momento de la mejor manera posible, que jugar no debería ser la Play o el Sega porque la plaza los conecta con otros chicos, los sociabiliza.

Ahora falta la segunda parte, ¡a cuidarlo!, aunque mis hijas ya pasaron esa edad como para aprovecharla, quiero, como muchos con los que he comentado esta inauguración, que la plaza dure mucho tiempo, que dure para siempre, por eso le pido que algún cuidador con la autoridad suficiente se encargue de proteger esos juegos que son de todos. De vuelta, muchas gracias.

Cambiando de tema, ¿Alguien, en algún lugar de esta ciudad, consiguió el filet de merluza a 12 pesos?, y no por culpa de las pescaderías. Pareciera que cada vez se nota más que nuestra Presidenta vive en un mundo y nosotros en otro, la diferencia es que desde mi punto de vista, desde donde veo las cosas, el mundo real es el mío y el de ella es el virtual.

Qué complicado se hace tener que escuchar los anuncios de acuerdos de precios que nadie sabe en realidad quién acuerda, porque cuando vamos a comprar lo único acordado es que la plata no alcanza. Y no me vengan con los precios del Mercado Central, porque cuántos tienen la posibilidad de hacerse un viajecito hasta allá y de perderse un día entero en colas de hasta tres horas para comprar algún que otro kilo de carne.

La gente normal de este país compra en su carnicería de barrio, en su verdulería de barrio, en el almacén o súper más cercano, porque la mayoría trabajamos todo el día. Así que poder ir al Mercado Central es una utopía muy lejana. ¿Es posible seguir viviendo en mundos tan disímiles?

Hay un viejo dicho que dice que para poder solucionar un problema el primer paso es asumirlo, entonces si ese mundo virtual, donde vive este gobierno, no tiene precios altos, no vive la inseguridad, no paga los mismos impuestos, es muy difícil que se busquen soluciones, porque para ellos no hay problemas.

Al final, como siempre, la tortuga se sigue escapando, porque el aumento que pueda lograr cada gremio para mejorar el bolsillo de sus trabajadores, va a quedar lento con respecto a los precios de las cosas. Al final, el ciudadano común siempre pierde.

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