Ellas nos inspiran

MERCEDES SOSA: la voz rebelde

Por Redacción Pilar a Diario 25 de marzo de 2022 - 07:44

Mercedes Sosa ?fue una cantante de música folclórica argentina, considerada la mayor exponente del folklore argentino. Se la conoció como la voz de América Latina.

Haydée Mercedes Sosa nació el 9 de julio de 1935 en San Miguel de Tucumán. Su madre lavaba y planchaba ropa en casas de familias más acomodadas, y su padre trabajaba en los ingenios azucareros y aserraderos.

Originariamente sus padres habían acordado nombrarla Marta Mercedes, pero en el registro civil, su padre lo cambió por Haydeé Mercedes. Pese a ello, su madre, su familia y sus seres cercanos nunca utilizaron el nombre legal y siguieron llamándola Marta.

Cuando tenía 15 años, empujada por el entusiasmo de un grupo de amigas inseparables, Mercedes se animó a participar en un certamen radial organizado por LV12 de Tucumán oculta tras el seudónimo de Gladys Osorio, sin que familia supiera. Cantó “Triste estoy” de Margarita Palacios. Ganó el concurso, un contrato por dos meses de actuación en la emisora, y también el impulso para dedicar una vida de amor al folklore. 

Descendiente de calchaquíes, le gustaba bailar y llegó a enseñar danzas folklóricas. Pero en su voz estaba su futuro. Al principio de su carrera sus actuaciones se repartían entre actos partidarios del peronismo, el circo de los Hermanos Medina, y la radio, donde cantaba boleros en el conjunto de los Hermanos Herrera, dirigido por Tito Cava. Sufría de pánico escénico.

En esa primera época, Mercedes tenía como referentes musicales a Margarita Palacios y a Antonio Tormo (el cantante que masificó la música folclórica en la Argentina a principios los años cincuenta).

En 1957 se radicó en Mendoza a raíz de su matrimonio con el músico Oscar Matus.? Ambos establecieron una sociedad artística con el poeta y locutor Armando Tejada Gómez que resultaría de gran trascendencia artística y cultural. Un repertorio de boleros y la grabación del disco “La voz de la zafra”, jalonaron un camino que encontró su rumbo definitivo cuando se cristalizó el Movimiento del Nuevo Cancionero (1963).

Mendoza fue uno de los tres lugares entrañables de Mercedes, junto a Tucumán y Buenos Aires. Allí nació su hijo, Fabián Matus, y se formó artísticamente. En su última voluntad pidió que sus cenizas se esparcieran en esos tres lugares. En Mendoza, el lugar elegido fueron los canales de riego de Guaymallén.  Junto a esos tres lugares, también destacó su afecto especial por Montevideo, donde fue tratada por primera vez como una gran cantante, en una serie de actuaciones que realizó en Radio El Espectador y en Canal 12. ?

Pero su momento llegó en 1965 cuando subió por primera vez al escenario del Cosquín. Ella, con nada más que su bombo, cantó “Derrumbe Indio” y el público estalló. Fue un antes y un después que marcó un hecho histórico, cultural y político.

Esa noche nació la leyenda y lo que ella no sabía es que con este paso abriría la puerta para miles de mujeres en los escenarios. De hecho, la ‘negra’ fue por mucho tiempo la única mujer que ganó el Premio Gardel en toda la historia y en 2019 se aprobó la Ley de Cupo Femenino en los Escenarios, que lleva el nombre de Mercedes Sosa.

Durante el régimen dictatorial argentino fue detenida en pleno show en 1979, se exilió en Europa y regresó a la Argentina en 1983. Se convirtió en la Voz de América Latina. Admiraba a figuras como Atahualpa Yupanqui o Violeta Parra, a quienes cantaba mientras luchaba por la censura de la dictadura militar en nuestro país. Esta defensa del arte popular, del canto revolucionario y de la música como herramienta política devino en motor de inspiración para artistas de toda la región.

Ella grabó más de 50 discos y llenó estadios, incursionó también en el tango, el rock y el pop y difundió el folklore argentino más allá de las fronteras de su país. Fundadora del Movimiento del Nuevo Cancionero y una de las exponentes de la Nueva Canción Latinoamericana.

Como último legado, dejó “Cantora” un álbum doble de duetos de la cantante argentina con diversos intérpretes y un DVD titulado "Cantora: un viaje íntimo".

Así como lo hace el ave fénix, la “negra” resurgió varias veces de las cenizas. Su salud nunca fue buena. En muchas ocasiones expresó que sufría de una “depresión enmascarada” y también padeció de mal de Chagas durante más de 30 años. En un momento no pudo viajar más en avión. Pero subía al escenario, se sentaba y dejaba fluir su voz indestructible y profunda.

Desde su partida, el 4 de octubre de 2009, se realizaron diferentes homenajes de reconocimiento y agradecimiento en todo el mundo. Parques, plazas y bosques. Calles, escenarios y festivales. Bibliotecas, Escuelas, Centros de salud y Centros culturales de todo el mundo llevan su nombre.

 

 

 

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