Pilar Joven

Un encuentro con la creatividad

Catalina Sánchez Bardi (27) es artista visual. Vinculada con su lado creativo desde chica, está convencida de que el arte es un lenguaje que ayuda a canalizar problemas y angustias.

Por Redacción Pilar a Diario 23 de agosto de 2017 - 10:29

Catalina Sánchez Bardi (27) vivió muchos años de su vida en Del Viso, en un hogar donde sus padres le enseñaron a vivir de forma creativa. Fue a una escuela Waldorf y, al terminar el secundario, definió que el suyo era el camino de las artes, un sendero que, para ella, es el ideal para poder canalizar problemas personales y grupales.

¿Cómo empezó tu vínculo con el arte y por qué?

Mi vínculo con el arte nació en casa; ahí nunca faltaron oportunidades para ser creativos en todos los ámbitos de la vida, desde el juego, los cuentos, las charlas para explicarnos cosas serias y hasta las peleas. Creo que mis padres son personas que supieron, con muchísima creatividad, transformar situaciones de la vida para que nosotras tengamos una infancia feliz, llena de imaginación, experiencias y amor. Todo eso y mi gran asombro por la vida me fueron formando y dando las herramientas suficientes para sentir que el arte es un lenguaje más de expresión en mi vida.

Además, finalizando el primario, me cambiaron a un colegio Waldorf donde, después de unos años, pude darme cuenta de que me hicieron descubrir que el arte no era solo una virtud, sino una herramienta más para ser en la vida, para relacionarme con las personas y, a través del cual, generar espacios de sanación. A partir de ello, el arte no fue más una mera habilidad, sino una responsabilidad conmigo misma y con la comunidad.

Una vez terminado el colegio, llegó el momento de elegir el futuro. Me imagino que no lo dudaste y te inclinaste por una carrera vinculada a las artes.

En realidad, estaba entre estudiar derecho penal o artes visuales. Finalmente empecé artes visuales con orientación en dibujo en el U.N.A, sin embargo en ese momento pintaba y usaba más colores que el mismísimo arcoíris.

En 2012 arranqué Taller con María Laura Pini y, sin dudas, el dibujo empezó a ganar más protagonismo. Fue ella quien me impulsó a buscarme a mí misma en los trabajos que hacía, a conformarme no solo con tener la "habilidad” sino a desarrollar un lenguaje visual propio. Para encontrar eso dentro de una obra tuve que empezar a limpiar la imagen; así fue como se fueron el color y las técnicas mixtas y el lápiz grafito y mina, las barras de grafito, el plumín y la tinta china se convirtieron en mis herramientas preferidas no solo por el resultado que se logra sino por su austeridad y simpleza. Ahora dibujo porque lo necesito, pero no soy dibujante, soy artista y para cada etapa uso aquello que me ayude a expresarme.

¿Tu presente profesional en dónde te encuentra?

Hoy en día trabajo dando talleres de dibujo y técnicas mixtas para chicos, jóvenes y adultos en el espacio Lupe Barceló, en las Lomas de San Isidro. También doy clases particulares, acompañando procesos artísticos y vendo mis obras. Por otro lado, junto a Isabel Battilana que es colega y amiga de toda la vida, estamos armando un proyecto que se llama DOS, en el cual llevamos a cabo propuestas artísticas que son diferentes a nuestros caminos como artistas.

Además, desde que terminé el colegio doy Tallercito de Arte y este es el primer año que también doy clases a adultos. Me encanta compartir lo que sé y aprendo mucho dando taller, es un gran motor.

¿Tuviste la posibilidad de exponer alguna de tus obras este año?

En junio expuse SIMPLE en Negro House & Pleasures, fue una muestra individual y todavía hay algunas obras colgadas. El mes pasado estuve en "Arte en la Herencia”, en La Herencia de Pilar y estoy empezando a trabajar para una última muestra a fin de año pero el lugar no está definido todavía.

Esta obra que mencionás, SIMPLE, ¿cómo la definirías?

Habla de lo que me atraviesa en este momento, que es la búsqueda por lo simple en la vida. Dentro de lo compleja que es la vida, ir en busca de lo simple me llevó a encontrar belleza en lo más mundano.

Para cerrar, me gustaría saber qué fue lo más importante o simbólico que te brindó esta profesión.

Lo que más me movilizó y todavía me sigue tocando hasta la última fibra es ver cómo a través del arte se pueden canalizar problemáticas personales y grupales. En el transcurrir de estos años de tallercito para chicos, se sentaron en la mesa una variedad de pequeños con distintas historias, pero en el taller, ellos son ellos. Ver cómo a través de un lápiz, pincel, pinza o lo que sea, sacaban para afuera nudos, vivencias, aprendizajes, angustias o preguntas, es muy gratificante. Ser un medio para que esas cosas sucedan, sobre todo en una etapa de crecimiento donde necesitan experimentar desde lo sensorial y salir un poco de lo intelectual, es una gran bendición y un gran desafío.

 

 

"Sé que mi camino es mediante el arte, creciendo, aprendiendo y transformándome”.

 










 

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